Ciro Granados, Periodista

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El Salvador

martes, 27 de enero de 2009

Norman "La Cenicienta" Quijano


De ser uno de esos amigos a los que se le sigue la corriente aunque causan pena ajena, Norman Quijano se ha convertido para los areneros en el personaje del año.
Nadie le regaló el premio; lo consiguió a puro pulso, personal y por la asesoría de algunos de sus amigos, lo que no habían conseguido las grandes apuestas de los areneros: Luis Cardenal, Evelyn Jacir de Lovo y Rodrigo Samayoa.
Norman, al inicio de la campaña, era como el patito feo de los candidatos; todo el mundo estaba concentrado en los presidenciables y al aspirante a la alcaldía capitalina le hacían menos caso del que le hace una orgullosa jovenzuela a la jauría de adolescentes pobretones de su barrio.
Me lo dijo un amigo: "Fijate que es una lástima, porque Norman es un gran candidato". El tiempo le ha dado la razón a este zorro de la política que siempre ha estado tras bambalinas. Porque nadie en ARENA, excepto el mismo Norman, creía que se iba a recuperar la alcaldía de San Salvador.
Contra propios y extraños, y haciendo caso de las asesorías extracurriculares, Norman Quijano derrotó al FMLN, a la alcaldesa capitalina y al mismo sentimiento derrotista que imperaba en ARENA hasta antes del 18 de enero.
Ahora Norman es otro para los areneros. Hoy es el querido Norman, el hombre, el adalid, el mero mero, el que va a llevar a los areneros a la victoria presidencial. ARENA se está comportando con él como se comportan esos lambiscones con el vituperado vecino cuando este se gana la lotería.
Hoy ya no encuentran dónde poner a Norman. Y está bien, tienen todo el derecho porque como político Norman es lo que es gracias a ARENA, gracias a las oportunidades que el partido y los dirigentes le han dado en todos estos años. Y gracias también a su esfuerzo personal y al sistema democrático. El flamante alcalde electo sería un don nadie si no hubiera tenido la catapulta que implica ARENA.
Pero Norman Quijano no lo es todo para las elecciones presidenciales que se avecinan. No es el amuleto al que asirse para apretar los esfínteres electorales en estas últimas semanas. Si alguien en ARENA o fuera del partido está creyendo que Norman es el redentor de los tricolor, se equivoca.
Norman, eso sí, es el producto de lo que un partido como ARENA puede ofrecer a la sociedad. Es el resultado, además, de lo que un gran tesón puede conseguirse contra viento y marea.
Todos los capitalinos esperan de él muchas cosas.
Pero tampoco va a arreglar la ciudad en estos tres años.
Ni el mago David Copperfield podría desaparecer las ventas en San Salvador, o los buses en desorden, o los lupanares, o todas aquellas malolientes esquinas donde la actual alcaldesa se ganó el nada honroso mote que le imponen sus adversarios.
Lo que sí puede hacer Norman es comenzar a cumplir sus promesas. Si trae un metrobús, aunque no arregle el obsoleto sistema de transporte colectivo que sufre nuestra capital, sí evidenciará que tiene la viabilidad para ejecutar sus propuestas.
Tampoco necesita habilitar todas las zonas abandonadas. Con una zona que mejore cada trimestre dejará en la mente de los habitantes de la gran ciudad que tiene la madera de alcalde.
No va a quitar todos los lupanares. Pero si cierra uno al mes, su obra será evidente.
En fin, Norman, que ahora se ha convertido en la dulce y adorable princesa del cuento infantil "La Cenicienta", está en pleno apogeo de su noche alegre. Hoy todo el mundo lo quiere. Hoy hasta lo ven como el verdadero líder del partido.
Va a perder el zapatito, es algo normal cuando empiece a poner orden en al capital, y vendrán algunos meses de dudas entre quienes votaron por él.
Sin embargo, de sus acciones dependerá que San Salvador lo elija en 2012 para que siga con los proyectos que ya comenzó, o que le restriegue en la cara el rechazo que ahora sufre la defenestrada monarca efemelenista.
Y cuidado, que si Norman hace bien las cosas será el próximo candidato a la presidencia para 2014, que competirá contra Will Salgado y Óscar Orti,z o contra el mismo Mauricio Funes, ya sea porque este último perdió en 2009 y sigue los pasos de Lula, o porque ganó en 2009 y ha conseguido con triquiñuelas una reforma constitucional que permita la reelección.

martes, 20 de enero de 2009

¡Qué malos perdedores!


Los que vieron el discurso con que aceptó la derrota John McCain quedaron impresionados. El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos levantó la frente, saludó y agradeció a sus correligionarios, al pueblo estadounidense y, acto seguido, dijo unas palabras que la historia le seguirá recordando: "Desde hoy, Barack Obama es mi presidente y estoy dispuesto a colaborar...". Palabras más, palabras menos.
¿Qué distinto a los salvadoreños verdad? Años luz. No, siglos luz con el comportamiento de nuestros políticos.
El caso de la alcaldía de San Salvador, ganada recientemente y en buena lid por el candidato de ARENA, Norman Quijano, es un vivo ejemplo del enanismo democrático que tienen algunos.
La alcaldesa saliente y candidata perdedora, Violeta Menjívar, en vez de saludar al ganador, levantar la frente y marcharse con dignidad hizo lo contrario. En una actitud patética, la señora salió a un carnavalito frustrado y se puso a bailar un merengue improvisado que se usó en vez de la cumbia del triunfo que se esperaba.
Después, hasta el día siguiente, leyó un comunicado en el que no se aceptaba la victoria del contrario, sino que nada más se decía que el arenero había obtenido más votos.
Lo normal en estos casos es lamerse las heridas en casa, y mostrar ante el público una cara de dignidad, de consistencia democrática; sobre todo viniendo de un partido que está exigiendo de su rival lo mismo en caso de perder las presidenciales.
Pero no sucedió eso, sino lo contrario. Mauricio Funes, el candidato del FMLN a la presidencia, ha salido desmereciendo el triunfo de ARENA en la capital, minimizando su efecto y demostrando que es un mal perdedor.
La vocación democrática de una persona, y sobre todo de un político, obliga a aceptar las derrotas con deportividad; de otra forma se evidencia el fanatismo, se demuestra la falta de madurez y se subyuga la razón, el intelecto, a la bilis. Y esos podrán ser cualquier otra cosa menos demócratas.
Ahora, es también normal que por razones políticas, Funes aparezca maximizando los triunfos de su partido. Es algo que nadie puede criticar, porque además tiene razón en felicitarse por los resultados en otras alcaldías y en la Asamblea Legislativa.
Ese mismo espíritu debería utilizar en el caso de San Salvador. ¿Por qué? Porque está aspirando a ser presidente, a ser el líder que unifique a esta sociedad polarizada, a tener el poder de conducir los esfuerzos nacionales (de areneros, farabundistas, pecenistas, efederristas y de todos los demás partidos y movimientos) en una sola dirección. Porque está pidiendo que se le dé la confianza para decidir por todo el país en conjunto con los otros poderes del Estado.
Con estas actitudes, Mauricio Funes demuestra que no tiene la apertura mental y conductual necesaria para ser un líder.
Una cosa es enardecer a los convencidos, de levantar hurras en resentidos sociales propios y extraños, y otra cosa es tener el temple, la madera, el liderazgo para conducir a un país sediento de líderes reales, no de lenguaraces de poca monta.
Y con el tema de la alcaldesa saliente... pues nada, su conducta es más que una carta abierta.




* Foto tomada de El Faro.net

domingo, 18 de enero de 2009

Norman, el tractor para marzo


El triunfalismo electoral del FMLN ha sufrido un terrible mazazo en plena columna vertebral. El partido rojo ha perdido el bastión político insignia, la alcaldía de San Salvador en un resultado que, incluso, opaca el aumento de diputados que está logrando para la Asamblea Legislativa y la victoria en otras alcaldías importantes del país.
Norman Quijano, el virtual alcalde capitalino por ARENA se convierte, con los resultados preliminares, en el protagonista de estas elecciones.
El arenero rescata, contra las encuestas, a una alcaldía que su partido había perdido hace 12 años y hace añicos la estrategia del FMLN de usar la capital como el primer paso victorioso de una carrera hacia la presidencia del país.
La derrota efemelenista podría, en cambio, convertirse en un impulso crucial para el candidato de ARENA a la presidencia y, en este sentido, Norman Quijano se vuelve el tractor que podría halar la candidatura de Rodrigo Ávila a un quinto periodo en el Ejecutivo.
Sin embargo, nadie puede cantar victoria ni sentirse derrotado. Esto es apenas el inicio. Lo que sí puede tomarse como una lección es que el corazón electoral de los salvadoreños es rebelde y no atiende necesariamente los dictados lógicos de las aritméticas previas, ni se deja conducir por los análisis cerebrales de cuanto analista surge.
ARENA no puede dormirse en los laureles porque la derrota del FMLN le podría dar un nuevo giro a la campaña roja, donde Mauricio Funes --el candidato a la presidencia-- tome un mayor protagonismo y la tradicional dirigencia partidaria se concentre en esconderse, lamerse las heridas y preparar tácticas desde el tema legislativo.
Y para ARENA este triunfo puede ser un arma de dos filos: por una parte, la "lógica", es que catapulte al candidato presidencial; pero por otra, la negativa, es que le puede generar un triunfalismo dañino que se convierta en la trampa en la que ya caído, ahora, su archirrival.
Por otra parte, la Asamblea genera una lectura esperada: ARENA y el FMLN siguen siendo los mayoritarios, el PDC se convierte en la tercera fuerza y, el gran perdedor, el PCN va camino a una reestructuración profunda. Los minoritarios siguen igual.

martes, 13 de enero de 2009

El heredero inapelable de Schafik


El FMLN no ha abandonado la idea de ir hacia el socialismo. No lo digo yo. No lo dice la campaña de ARENA. No lo dicen los críticos del FMLN. No lo dice el pelagatos de enfrente de su casa que se cree un sabio en política. No lo dice el Banco Mundial. No lo dice el Coena. No lo dicen las transnacionales. No lo dicen las mineras. No lo dicen los analistas. No lo dicen los areneros, ni los arenazis ni todos aquellos a quienes los efemelenistas obtusos (valga la redundancia) le achacan los males del país y hasta el hambre del perro callejero.
No. Que el FMLN sigue en ruta al socialismo lo ha dicho el mismísimo "Ramiro", el hombre al que le hacen los mandados en el FMLN. Ramiro Vásquez en la guerra, José Luis Merino en el DUI. El empresario, el que ordena en el FMLN por una simple razón: es el encargado de llevar dinero a las arcas rojas.
Y me alegra mucho que lo haya dicho, porque hombres así es que se necesitan en El Salvador para tener claras las cosas.
Yo diría que el señor Merino es la verdadera reencarnación de Schafik Hándal, heredero inapelable de quien no se andaba con rodeos para declararse ateo y comunista (vuelvan a valer la redundancia) para cubrir con sonrisas tapadas de gazmoña la verdad de su profesión política.
El señor Merino es un hombre de principios claros. De ideas concretas. No se anda por las ramas para atrapar a los indecisos. No. Asume con valor lo que otros intentan ocultar bajo la falda.
En una entrevista de hoy, martes, en La Prensa Gráfica, Merino dice lo siguiente ante un periodista:

P: ¿El plan de gobierno es entonces el plan de Mauricio (Funes)?
R: Es el plan de Mauricio.

P: ¿Implica que no es un gobierno que va hacia el socialismo?
R: No va a ir hacia el socialismo.

P: ¿Significa que el partido renuncia a sus postulados?
R: El partido no pierde su carta de principios, su sueño socialista; ese es nuestro sueño, va a llegar un día y vamos a trabajar siempre por él, pero por ese modelo de socialismo que la gente escoge, por el que la gente vota, que gane el corazón de los salvadoreños, de los ciudadanos.

Cuando leí estas palabras comprendí, de nuevo, que el FMLN está presentando en esta campaña electoral una interesante postura multifacética.
Por una parte muestra el rostro fresco de un Mauricio Funes que tiene gustos de burgués, discurso de pobre, gestos de monseñor Romero y una admiración pública por ideologías de izquierda moderada (Brasil, Lula; Chile, Bachelet).
Por otra parte, esconde al candidato a la vicepresidencia, Salvador Sánchez Cerén, cuyo aroma ideológico ahuyenta a los salvadoreños democráticos pero sirve como una eficaz feromona para la masa enardecida de resentidos.
Y, por otra parte, el FMLN saca a la luz pública, en una tercera dimensión, al feroz guardián del más rancio decálogo ochentero: Merino.
Con estas palabras --todo el mundo tiene derecho a defender lo que cree-- el hombre fuerte del farabundismo deja claras las cosas. No hay dónde perderse.
Y resulta curioso que sea siempre "Ramiro" quien aparezca poniendo los puntos sobre las íes. Lo hizo en una entrevista con el semanario digital El Faro en la que dejó para la historia las siguientes palabras: "El FMLN es un partido antisistema... no es un partido pluralista ni debe serlo".
Dice la Biblia: "El que tenga oídos para oír, que oiga". Los abuelos, en los pueblos y cantones, rematan con su sabiduría popular: "El que por su gusto muere, que lo entierren parado".

viernes, 9 de enero de 2009

El peligro de arrodillar la conciencia



En una soleada tarde madrileña, Sonsoles me preguntaba con mucha fruición que cómo era el Dalai Lama. En la mirada de esta hippie moderna se anunciaba una expectación llena de fantasía.
--Nada, un tipo normal --le dije.
--¿Pero cómo? --me preguntó un poco incrédula.
--Bueno pues --accedí-- es un tipo que inspira paz, que hace bromas y que tiene un carácter fuerte; pero olvídate de una deidad personificada, es un tipo normal.
Sonsoles estaba un poco desencantada con la descripción. Cuando le conté que lo había entrevistado se entusiasmó, quizá esperando de mí un sahumerio verbal, un holocausto en honor a Su Santidad. Nada de eso. Igual, creo que él tampoco se sentiría feliz en un trono de los que construye gente con espíritu de fácil encantamiento.
--No --le dije a la dama-- la verdad es que hace mucho tiempo perdí esa devoción hacia los líderes y personajes públicos. Y le conté de mis andanzas en el periodismo y de la maravillosa oportunidad que este ofrece para conocer e interactuar con todo tipo de personas. Conocer e interactuar, aprender de ellos, pero no encenderles velas o quemarles incienso.
He recordado la escena en varias ocasiones, cuando escucho a muchos salvadoreños que se expresan sobre los líderes con una zalamería digna del más servil de los esclavos. Gente que ve o cree ver en sus líderes y dirigentes a los depositarios de todos los dones habidos y por haber, a los dechados de virtudes que harían palidecer con sus atributos al mismísmo Dios encarnado.
No estoy en contra de que las personas admiren a otras; siempre es necesario tener paradigmas y referentes para escalar en la evolución espiritual o humana. Pero de ahí a rendirles pleitesía la cosa cambia.
El peligro de las personas que doblan la testuz ante sus líderes, ciegos de admiración, es que tienden a caer en absurdos y se vuelven violentos cuando algo o alguien "ataca" a su favorito, aunque ese "ataque" sea en realidad un argumento válido que discrepa con la postura del dirigente.
Lo he visto durante toda mi vida, desde personas que se postran ante sus jefes sin tener una pizca de dignidad, a feligreses que deliran por sus líderes y les creen a pie juntillas hasta los sueños en los que hay que entregarles a las hijas vírgenes.
Y en esa maraña de personalidades débiles, de espíritus sin ventaja, se puede ver últimamente a los seguidores de los candidatos políticos.
Hay poca argumentación en los mitines porque se trata solo de enardecer a la masa, de hincarla ante la megalomanía --cada cual en su segmento y tamaño-- del aspirante a un puesto público.
Y caen como mosquitas muertas los fanáticos. Mosquitas muertas ante unas palabritas altisonantes en contra del adversario; pero se vuelven lobos cuando de atacar al rival se trata.
Lo triste de doblegar la conciencia, de vender el alma es que siempre los "vivianes" se aprovechan. Y, al final, se impone el viejo pero certero dicho: "Mal le paga el diablo a quien tan bien le sirve".
A Sonsoles le fue desapareciendo la emotividad en la cara. A mí se me reafirmó el placer de no poseer héroes.

miércoles, 7 de enero de 2009

Llora Palestina, llora


Es devastador ver las imágenes. Una linda niña palestina con la boca abierta como en grito mudo hacia el cielo. Va muerta en brazos de los socorristas (*).
Fotos de madres llorando. Hombres que lloran de rabia, de dolor y de impotencia, de odio.
Palestina llora de nuevo, con las mismas lágrimas derramadas por Israel tras la muerte de sus hijos, llegada desde el cielo bajo forma de cohete, la misma estampa que desciende hoy con toda su furia desde las bocas de fuego de las armas israelíes.
Dos pueblos hermanos, dos pueblos que se odian desde su nacimiento. Pocas luces de paz, justo después de la celebración de una Navidad con tristeza mundial.
Y todo este dolor ¿quién lo paga? La tristeza de la Tierra Santa le duele a todo el mundo.
Y le duele por igual cuando el llanto procede de las madres, los padres y los abuelos al otro lado de Gaza, que han perdido a los suyos tras el cobarde ataque de los suicidas palestinos. Porque un niño muerto, sin importar si sus padres son asesinos o terroristas, siempre le duele a la humanidad entera y le duele al Cielo.
Ahora es Palestina la que llora; hace unos días lloraba Israel. Hoy también sufrimos todos porque el terrible monstruo de la violencia vuelve a castigar a una tierra tan querida para quienes creemos en Dios.
¿Y todo por qué? ¿Acaso hay razones para provocar tanto dolor? ¿Y qué culpa tienen los niños de padecer el martirio? ¿Y por qué arrastrarlos hacia la muerte, hacia el cruel holocausto? ¿Cuántos de los chicos muertos --israelíes y palestinos-- habrían sido grandes hombres y mujeres? ¿Estaría entre ellos el descubridor de la vacuna contra el Sida? ¿El que descubriría la cura contra el cáncer? ¿Grandes estadistas? ¿Viajeros del espacio? ¿El médico que le salvaría la vida a tus hijos?
Hoy la Tierra entera sufre y se lamenta. El letal monstruo de las profecías del Antiguo Testamento se ceba en el ombligo de la Cristiandad. Israel y Palestina, una sola tierra, sufre su más patibulario apocalipsis.
¿Y todo por qué? Por la estupidez de los adultos.
Bien decía el Nazareno: "Dejad que los niños vengan a mí porque para ellos es el Reino de los Cielos". De seguro estos niños están con Él; sus espíritus inocentes ahora gozan de la dicha eterna mientra aquí "abajo", las fauces sangrientas siguen vomitando muerte.


* Foto aparecida en Soitu.es/por agencia EFE

martes, 6 de enero de 2009

Calcetines políticos


Uno de los grandes peligros de los partidos políticos en campaña es que nadie les crea, por más lindo que sea el plan de gobierno, sesudas las proyecciones o muy bien estructurados los mensajes publicitarios.
Y esta falta de credibilidad puede llegar por distintos caminos a la mente de los electores: por promesas no cumplidas, por malas gestiones anteriores, por el simple cansancio o por la existencia de unos personajes que, en el caló político, se les conoce como "los calcetines": abren la boca y meten la pata.
Ninguna de las fuerzas políticas está exenta de estos dirigentes, y mientras más altos cargos tienen se evidencian con más impacto sus desaciertos.
Por ejemplo, hace unos días tuve la oportunidad de ver a un alto dirigente de ARENA en un foro en el que se analizaban los retos de los salvadoreños para 2009.
En una de las intervenciones y en defensa de un positivismo fácil, ancló su argumento de que no todo está mal en El Salvador en las siguientes razones:
* La selección de fútbol ha pasado a otra fase, la hexagonal.
* El Metapán ha ganado el campeonato de fútbol y la gente de Metapán debe de estar contenta.
* Se han inyectado 500 millones de dólares a la economía nacional (como que hubieran sido regalados)
* Se está trabajando en proyectos como Red Solidaria y Fosalud
Los políticos con los que compartía mesa, en el canal 33, con Nacho Castillo como entrevistador, no se molestaron en replicar. No era necesario. El desacierto había sido descomunal, sobre todo para una audiencia de clase media --que es la de tal televisora-- que está harta de ARENA y sus gobiernos y que espera candidatos con los pantalones bien puestos para "defender" a esta capa social de los abusos del sistema. La clase media que está entusiasmada con el FMLN porque tiene a la temeridad como un serio defecto de nacimiento.
Cuando terminé de escuchar los "imbatibles argumentos" del dirigente de ARENA, por lo menos en la institucionalidad visible, comprendí por qué una enorme cantidad de salvadoreños ha dejado de creer en el partido de Gobierno.
Y no solo han dejado de creer en lo que se predica como logros de cuatro gestiones; han cerrado la mente a las promesas, compromisos y proyecciones que hace el actual candidato a la presidencia, Rodrigo Ávila, quien desde su lanzamiento comenzó a predicar la llegada de una "nueva derecha" que, en la conciencia del votante, aún no termina de establecerse.
ARENA debe tener mucho cuidado con sus voceros, porque no se trata solo de tener a los tristemente célebres "picos de oro" o a los "pericones", que muchas veces no son más que politiquillos verborreicos poseídos por el cansino caset que se escucha desde hace dos campañas, sino que deben ser personas con amplio criterio y sagacidad, tanto para estructurar mensajes como para enarbolar con firmeza los argumentos propios, escuchar opiniones sensatas, neutralizar temores en la población y aniquilar sin misericordia los enunciados populistas de los rivales.
En el caso particular que describo, cualquiera se podría hacer la siguiente pregunta: ¿y así es que ARENA trata de inyectar positivismo en la población? ¿Así la intenta convencer para que le otorgue un quinto período en la Presidencia del país? ¿Así argumenta los logros de un año que a todas luces ha sido duro? ¿Así se hace y se concibe la política en ARENA? ¿Es esto mensaje institucional o una desastrosa metida de pata provocada por la nula experiencia en comunicación política?
Una de las cosas que tradicionalmente se le han criticado a la derecha política es que no tiene buenos voceros. Posee muchos técnicos pero pocos comunicadores.
Tiene la debilidad donde, precisamente, está el vértice del éxito en la actualidad: el reto de la política moderna es tener grandes pensadores, excelentes ejecutores y expertos comunicadores. Comunicadores, no lenguaraces de poca monta.

lunes, 5 de enero de 2009

El extraño gusto por las mascotas


Siempre me ha intrigado el amor y hasta la obsesión que muchas personas tienen por sus mascotas. Desde las estupideces inmorales de los multimillonarios que le compran collares de diamantes a sus mojigatos perrillos, hasta la devoción intensa que sienten esos bolitos callejeros por los pulgosos perros que no se les separan un solo momento.
Y he llegado a comprender que, más que una relación filosófica entre el hombre y sus mascotas, lo que existe es una especie de dependencia emocional a estos animales, llámense perros, gatos, pericos, guaras, loras, cerdos y hasta iguanas, culebras y ratones blancos.
Es comprensible esta cercanía cuando las mascotas tienen una función utilitaria en las familias: ya sean lazarillos para los no videntes como férreos guardianes en los cantones y caseríos salvadoreños, o pastores de los rebaños en otras latitudes.
También es comprensible cuando se trata de ancianos o gente solitaria, que no tiene con quién más pasar sus ratos de soledad; o en el caso de niños con deficiencias motoras o mentales que tienen en los animales una especie de tutores o de herramientas para sus terapias.
¿Pero en la mayoría de los casos?
Escribo esto después de haber leído una historia periodística en la que una pobre señora se había desbarrancado --literalmente-- por andar buscando a un bendito perro que se le había perdido.
La pobre señora, sufriendo me imagino, había pasado varios días en vela esperando a su animal, que había huido de casa. Cuando le avisaron que el susodicho perro andaba en una quebrada no le bastó con las tareas de "recovery" que estaban haciendo unos socorristas sino que ella se lanzó a la búsqueda, con tan mala suerte que se cayó por el precipicio y al final no encontró al animal. Los socorristas sí, lo hallaron tranquilo, un poco más flaco nada más.
Cuando leí esto no pude reprimir una exclamación altisonante contra la desventurada dama.
No es que esté en contra de que las personas tengan animales. Cada quien puede hacer lo que se le venga en gana. Aunque siempre me sigue intrigando esa devoción a veces enfermiza con que muchas personas tratan a sus mascotas; incluso en muchas ocasiones las miman más que a sus hijos y familiares.
Aparte del debatible tema de la higiene, es siempre interesante ver cómo algunos llevan a su perrillo al peluquero, lo bañan en la veterinaria, contratan a un especialista para que les corte las garras, le compran desodorantes, limpian con gran esmero las "gracias" de su mascota, lo peinan, lo besan, se dejan lamer, le permiten que duerma en la cama, le dan de las mejores comidas y hasta lloran junto a él cuando la luna cambia... ¡pero ay de aquel ser humano que se acerque a sus ventanillas a pedirle una moneda!

viernes, 2 de enero de 2009

El regreso a la responsabilidad


Las vacaciones son esperadas porque implican un desahogo del ritmo "normal" y porque nos permiten ciertos abusos para vivir una especie de fantasía que, desafortunadamente, finaliza pronto.
Han acabado las fiestas de Navidad y Fin de Año y ahora llega el festín de los acreedores. Las tarjetas de crédito, los préstamos que se comenzaban a pagar en enero, los artículos que se compraron en almacenes y casas comerciales... en fin, hay que comenzar a responder por nuestras decisiones comerciales.
También llega el momento de pagar matrículas, inscribir a los chicos en el colegio, comprar útiles y a vivir de acuerdo a lo que previó: cartera vacía o dinero guardado.
A la resaca de la temporada se suma, para terminar de atribularnos, la urgencia de tomar grandes decisiones políticas. Sí, porque todos tomamos decisiones políticas al escoger a quienes decidirán por nosotros para manejar la ciudad, hacer leyes y dirigir el país.
Todo eso se junta en los primeros meses, cuando el entusiasmo de un nuevo año se mezcla con los aprietos financieros para producir ese agridulce brebaje que debemos tomar sí o sí.
Y es en estas situaciones cuando aflora la "madera" de cada individuo; es en estas incómodas coyunturas cuando la sociedad como ente vivo define la gran apuesta, el gran mapa que seguirá para su desarrollo.
Las buenas decisiones son el primer paso a tomar en esa ruta del bienestar social. Decisiones que deben trascender el "fácil" impulso del temperamento para dar paso a la fuerza de la razón. Pero una razón anclada en una reflexión a conciencia, no solo en la capacidad adquisitiva del momento.
De nuestras decisiones dependerá el futuro para nosotros y para nuestros hijos. Suena muy trillado pero es así de simple.
Y en el tema de los pagos a bancos y otros acreedores: no se olvide de hacerlo con disciplina. No deje de pagar porque el sistema lo puede enviar a la cárcel de DICOM, de donde es muy difícil salir.
Y recuerde que usted y su familia tienen un honor que mantener: no vaya a ser de aquellos que aparecen en los criticables listados de "malapaga" que se publican en los diarios y después tenga que andar mintiéndole a sus amistades diciéndole que quien aparece en la lista negra es un homónimo.
 

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