Ciro Granados, Periodista

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El Salvador

domingo, 28 de diciembre de 2008

La paradoja de la religión



Se supone que las religiones son organizaciones, creencias o estados de la sociedad que impulsan a un crecimiento espiritual para tener una vida terrenal más satisfactoria, más plena y asegurar el paso al siguiente peldaño del crecimiento del espíritu, en este o en otros mundos.
En esencia, las religiones son un ramillete de dogmas, de percepciones y de actitudes basadas en la fe que buscan consolidar al ser humano para volverlo más evolucionado en un concepto de evolución que se ancla en la bondad, la paz, el amor y el buen trato hacia los demás.
Hasta ahí todo marcha bien. Pero los renglones torcidos de las religiones, no amparados en el sacro ejercicio de la fe, sino en la interpretación humano-egoísta de algunos líderes y fanáticos cuya mente ha sido sobrecargada con una ración de fe cuyo intelecto y espíritu subdesarrollado no pueden metabolizar, ocasionan que la violencia y la intolerancia se impongan.
Por ejemplo, el cristianismo predica el amor –hacia Dios y hacia el prójimo (incluyendo a los enemigos) – como uno de los pilares fundamentales de la fe. Esto implica que sin esta actitud o sentimiento se puede ser cualquier cosa menos Cristiano practicante. Pero resulta que muchas iglesias cristianas predican intolerancia hacia los que no opinan según su manual de estilo.
Y es entonces cuando vemos el enanismo espiritual en nuestras sociedades religiosas.


El problema crece cuando hay choques culturales como el Cristianismo y algunas variantes del Islam, para el caso, donde si bien se comparten deidades o conceptos divinos, los detalles del ritualismo son los detonadores de una triste violencia que anula el primordial sentido de la fe.
Escribo sobre esto inspirado en los recientes acontecimientos en Israel, en la franja de Gaza, donde ha renacido más enconado el fantasma de la muerte y la violencia irracional. Cada bando tiene sus razones y el mundo podrá dividirse en opiniones sobre quién es primero, si el huevo o la gallina en este conflicto milenario.
Sin embargo, no puedo pasar por alto el factor religioso –que no tildo como principal eyector de la lucha—en el que el pueblo palestino ampara en el Islam, paradójicamente, la lucha contra el enemigo israelí. Y tampoco se puede girar la vista ante la postura de las facciones más recalcitrantes del judaísmo que siguen basándose en el más rancio decálogo mosaico para enfrentar un tiempo presente que a todas luces ha superado el primitivismo de tal cuerpo legal.
Y si las religiones, bajo esta parte del prisma, en vez de elevar los grados de conciencia para solventar las más abiertas brechas de la sociedad la impulsan a crear muros alrededor de sus creencias, en vez de volverse vehículos de avance hacia la evolución del espíritu se convierten en armatostes que obstaculizan el camino.
Aunque muchos me tilden de hereje, opino que todo pasa por abandonar el sistema de propiedad privada sobre algo tan intangible y multifacético como la Verdad.
Al llegar al siguiente escalón, en el que se comparte con alegría a Dios con quienes opinan distinto a nosotros, nos acercamos a la más sencilla y maravillosa realidad: Dios en nosotros y nosotros en Dios, como un todo universal que se perfecciona cada vez más en el mundo de las imperfecciones, impulsado por dos grandes motores: el Amor y la Voluntad.
Afortunadamente, hay indicios: ¿recuerdan las veces en las que las religiones se han unido para elevar plegarias juntas?

martes, 23 de diciembre de 2008

El salto colectivo



Para las elecciones presidenciales salvadoreñas de 2009, al ver las cifras de la más reciente encuesta (LPG Datos), la población no se guiará por el cerebro. Será un voto hepático.
Resultan curiosos y hasta irrisorios los datos que en ese sondeo se revelan. La gente va a votar por el FMLN en su mayoría, siete puntos arriba de ARENA, porque quiere un cambio. "Quiere ver cambios/que existan cambios" es la razón que esgrime más de la mitad de quienes dicen que votarán por los farabundistas.
Sin embargo, la mayoría de la población está consciente --dice LPG Datos-- de que ARENA tiene más capacidad para gobernar (ARENA supera en este segmento al FMLN por 12 puntos porcentuales).
La mayor parte de los votantes también responde que ARENA tiene las mejores propuestas de gobierno (cinco puntos arriba del FMLN) y que es este mismo partido por el que más simpatía sienten.
Al ver estos números ilógicos cualquiera se pregunta "¿Por qué entonces van a darle el voto al partido contrario si saben que no tiene capacidad para gobernar y que tampoco tiene el mejor plan de gobierno?"
Cualquiera también está en la capacidad de responder: "Porque ya se hartaron de ARENA, no quieren saber más de ARENA y les importa un comino si el FMLN hace bien o hace mal las cosas, lo que quieren es cambiar".
Ante esta realidad, pensando con la cabeza fría, uno puede imaginarse a la masa de votantes dando un salto hacia lo desconocido. Lo que algunos areneros llaman "un suicidio colectivo". Y todo por el bendito "cambio". Pero cambio de qué o para qué o hacia dónde.
Al ver estos datos recordé una frase: "Los salvadoreños se merecen un gobierno que los deje en la calle, tipo Nicaragua, tal vez así aprenden a valorar lo que se tiene y a saber escoger las mejores opciones".
Con la distancia de las horas, me parece que estos deseos irrefrenables de ir hacia lo desconocido son parte de toda democracia incipiente, de todo pueblo que apenas está comenzando a vivir las delicias del sistema de libertades. Son los atrevimientos de quien sale de un convento obedeciendo la voz de su lujuria.
Aunque, creo con firmeza que ARENA ha hecho todo lo posible para ocasionar el descontento popular, sobre todo por no haberse puesto los pantalones para defender al pueblo de los voraces colmillos del capitalismo salvaje, el mismo que criticaba con tanta firmeza Juan Pablo II.
Y como decía un analista político: "ARENA se merece que le den verga, pero nosotros no", es a todas luces la venganza contra el sistema el que mueve el voto en las encuestas.
Nuestra democracia está en pañales y, nosotros como padres de ella, tenemos la histórica responsabilidad de criarla para que sea fuerte y poderosa. Solo si la alimentamos de manera adecuada podremos estar seguros de que su futuro será benévolo; si no, crecerá endeble, vulnerable a las enfermedades y a los vicios del sistema.
Me siguen extrañando los números de la encuesta, aunque es comprensible que la masa de electores crezca como la bola de nieve se engrosa mientras marcha pendiente abajo.
Pero como dicen por ahí, los pueblos tienen los gobernantes que se merecen. Esa es la democracia: la mayoría manda aunque esa mayoría tenga el umbral de inteligencia muy cerca del centro de gravedad.

lunes, 22 de diciembre de 2008

¿Y los niños qué culpa tienen?



En los días pasados, la llegada de la Navidad se convirtió en pretexto para hacer sufrir a muchos niños. Decenas de trabajadores del sector Salud cerraron las puertas del hospital Benjamín Bloom para presionar al gobierno a que les diera $300 de bono navideño.
No les importó que muchos chicos sufrieran, que decenas de familias padecieran la incertidumbre con tal de lograr su cometido.
En los medios de comunicación se narraron historias como la de un preadolescente que llegó por su consulta para combatir la leucemia y los huelguistas le cerraron la puerta, no lo atendieron.
No les importó ver a los niños sufriendo, ver a las madres preocupadas, a los enfermos padeciendo. No, importaba más el bono.
Me descorazonó ver que estos grupos abandonaran el sentimiento de la compasión con tal de obtener un dinero extra.
Y no es que se les estuviese robando el sueldo; no protestaban porque les habían incumplido un contrato o porque despidieron sin indemnizarlos... no, era todo porque querían más dinero.
Y mientras, ¿los pacientes qué? ¿Es justo que los niños sufran por culpa de estos haraganes?
Tal vez no me habría impactado tanto si hubiera sido una huelga en otro sector, pero en el sanitario y sobre todo el infantil, lo menos que puedo hacer como ciudadano decente es elevar la voz y preguntar: ¿hasta cuándo vamos a permitir esto?
El Salvador necesita de leyes sólidas que protejan a los empleados, sí, claro, pero que también prohíban que segmentos tan vulnerables de la población puedan ser blanco de protestas y huelgas.
Solo aquel que no tiene hijos no puede imaginar la tristeza que se vive cuando uno de ellos se enferma. Creo que hasta el más sangriento de los asesinos siente dolor cuando ve sufrir a un hijo suyo.
¿Y a los huelguistas no les importa que los niños sufran? ¿O es que se ciegan al seguir una moda política que los mueve hacia la anarquía?
Yo creo en el diálogo entre partes, pero me ha parecido muy floja la actitud del Gobierno en no aplicar la fuerza para que los "bochincheros" dejaran pasar al personal médico que sí quería atender a los infantes.
En vez de eso vimos a un funcionario diciendo que si los huelguistas no dejaban pasar a los médicos entonces las consultas las iban a dar en la acera. ¿Y entonces quién manda en este país? ¿A dónde queda el respeto a la institucionalidad?
Si quieren hacer huelga, háganla, pero no cierren las puertas para impedir que se brinde atención médica a los niños.
Si quieren marchar contra el ministro o contra el Presidente están en todo su derecho... ¡Pero no cierren los hospitales!
Lo más triste del caso es que muchos de esos huelguistas son los eternos quejosos, los que saltan primero para criticar y decir que el sistema de salud en este país no sirve.
Hasta la inteligencia más elemental se percata de que muchos de estos movimientos son títeres de poderes políticos.

viernes, 19 de diciembre de 2008

¿Quieres que tu hijo sea un exitoso guerrillero?


Es posible que a El Salvador le suceda lo que al Israel bíblico, cuando tuvo que morir toda una generación para que la descendencia pudiera entrar a la Tierra Prometida.
Bajo ese concepto, aquí tendrían que desaparecer quienes hicieron y sufrieron la guerra --o por lo menos estar tan viejitos que no tengan influencia-- para que la sociedad comprenda el lenguaje simbólico del mapa hacia el tesoro del desarrollo.
Es decir, se avanzará realmente cuando decidan los que nacieron ya en la era del Internet.
Para los demás, los que nacimos antes de mediados de los años 90, nos queda lidiar con el "concierto de los macacos" actual, esa cultura tribal y aldeana cuyas raras excepciones casi siempre son opacadas por el grito de la bestia y del primitivismo, hijos insanos del pasado conflicto armado y sus alrededores cronológicos.
A los pocos que no somos parte de esa tribu nos queda la enorme responsabilidad de invertir en las futuras generaciones, de generarles la mejor calidad educativa, de proveerles los valores que necesitarán en un mundo altamente competitivo y por tanto muy susceptible a las tentaciones antiéticas, de brindarles las claves de la fortaleza emocional para no amilanarse ante los golpes de la vida... de criarlos con una visión donde la violencia sea uno de grandes errores a no repetir.
Y en esa lucha debemos poner nuestro tesón cotidiano, nuestra efervescencia emotiva y nuestra solidez de argumento para convencerlos.
Es natural que todos los padres deseen que sus hijos tengan una mejor vida, que no sufran lo que ellos sufrieron, que gocen de los bienes que para ellos fueron carestía, que se eduquen más, que tengan más dinero... en fin, que sean más felices.
Por eso es que me sorprende y entristece ver escenas como las de El Paisnal, municipio de San Salvador, donde unos púberes aparecen en una foto vestidos con uniformes de la milicia guerrillera, con armas que parecen de juguete, conmemorando a un tal comandante Dimas.
¿Y cuál es el mérito del comandante Dimas? ¿Haber creado escuelas? ¿Haber salvado vidas con sus manos de médico? ¿Haber enseñado valores? ¿Constructor tal vez? ¿Maestro? ¿O es que era bueno para matar soldados, poner bombas o sembrar minas?
Debemos ser extremadamente cuidadosos con las personas que tenemos como héroes. Por una simple razón: los héroes determinan el ideal a seguir, con base en las acciones en las cuales han destacado.
Y mucho más con quienes les proponemos como ejemplo a nuestros hijos.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

El niño de La Cima IV


Ayer hubo una potente explosión en la colonia La Cima IV de San Salvador.
Lo que todos los noticieros reportaron fue que una bodega artesanal de tambos de gas había hecho añicos paredes y puertas y que, afortunadamente, solo una persona había resultado lesionada, con quemaduras de segundo grado.
En esa casa había seis niños, dijo un entrevistado ante las cámaras de televisión.
Los periodistas nos concentramos en narrar la magnitud del evento, el hecho per se, el grueso de la información.
Pero ahí, escondida entre tanta toma y declaraciones, había una frase que me conmovió: un señor comentó –de paso– que uno de sus hijos, todavía en pijamas, había socorrido a los seis chiquitines que estaban cerca de las llamas.
Al escuchar esto sentí una dulce emoción, una satisfacción de imaginar al pequeño héroe ayudando a los otros pequeños a saltar el muro para guarecerse de la muerte. Y entonces me pregunté ¿habrá alguien que le haga una historia al chico?
No lo vi reflejado en las coberturas, porque el periodismo salvadoreño ha sufrido un triste regreso en el tiempo; se ha abandonado en buena manera el concepto de la cobertura periodística basado en las historias humanas, excelente recurso para ejemplificar, anclar, tropicalizar o acercar un hecho informativo a la matriz de donde surge: la comunidad.
Ahora nuestro periodismo atraviesa una fase de minimalismo creativo, está viviendo una moda retro que está haciendo olvidar a la época "dorada" que se vivió en la mitad de la década de los noventa.
Pero como no es una reflexión sobre los enormes retos del periodismo salvadoreño este artículo, regreso a la dulce historia del niño que salvó a sus vecinitos.
En vez de salir huyendo de las explosiones, como hizo la mayoría de los adultos, se fue al patio a sacar a quienes urgían de una mano amiga.
Las llamas, las explosiones, el peligro no lo amilanaron. Imagino que tuvo miedo, pero fue capaz de sobreponerse para ayudar.
...Ayudar, un término que cada vez se vuelve menos frecuente en nuestras vidas, robotizadas por los tiempos modernos, pegadas cual mosca en la miel del triunfo insolidario, que no reconoce más felicidad que los momentos de adquisición de bienes materiales.
Este niño tiene madera. Ojalá y su acto de humanidad sea reconocido porque ¿cuántos como él no caen en el olvido? Algunos ni siquiera llegan a ser conocidos y sus acciones quedan en el más injusto anonimato.
¿O acaso se acuerda usted de los que han venido a ayudarnos a sacar víctimas de entre los escombros después de los terremotos? ¿Conoce a los miembros de Comandos de Salvamento, Cruz Roja, Cruz Verde y otros cuerpos de socorro? ¿Le ha dado seguimiento a los donantes que se han desprendido de su sangre para que otros puedan vivir?
Héroes anónimos hay muchos, muchísimos. Están en todas partes, desde las estaciones de bomberos, los hospitales, escuelas, oficinas, iglesias y clubes de servicio hasta en los mercados, las calles, los aeropuertos y los sitios menos esperados.
Están ahí, frente al dolor, como ángeles de la guarda. Frente a ti, frente a mí.
¿Eres uno de ellos? No importa, cada día, cada momento es propicio para volverse uno.
¿Conoces héroes anónimos? Trae tu historia, para que El Halcón la lleve al ciberespacio.

martes, 16 de diciembre de 2008

Como carro de borracho


Acabo de ver un spot de televisión en el que una dulce niña escribe una carta a Santa Claus y no pide juguetes, sino que "Se lleve a Mauricio Funes y al FMLN..."
Al terminar de ver el anuncio me ha dado lástima Fuerza Solidaria, tributario del partido ARENA y quien firma la sandez. He sentido una verdadera compasión al ver la pobreza de su argumentación, lo patético de su estrategia y lo estúpido de sus movimientos tácticos.
Justo ahora, cuando la población podía haber comenzado a bajarse de la nube de encanto con Mauricio Funes y el FMLN para aterrizar en realidades tristes como la de la presunta existencia de supuestos grupos armados en el país.
Justo ahora, cuando se criticaba que el FMLN usara niños para montar los teatritos basados en la parte militar del conflicto armado.
Justo ahora cuando muchos estábamos descorazonados al ver que los farabundistas inyectan en las mentes y los corazones infantiles el veneno del odio al recordar sólo la guerra y no la fase de la reconciliación.
Justo ahora, cuando criticábamos al FMLN por usar a niños para conmemorar lo que no pudieron ganar en el terreno de fuego.
Justo cuando pasaba eso, viene este sátrapa de ARENA y lanza el anuncio más estúpido que he visto en una campaña proselitista.
Estoy absolutamente en contra de que se use a los niños para fines políticos.
Así como aborrezco que utilicen a los infantes como escudos humanos los manifestantes que se enfrentan a los cuerpos antimotines, también abomino que los pongan en una campaña propagandística.
Lo que queda en evidencia es que están dando patadas de ahogado; se comportan como cucarachas fumigadas ¡y tontamente porque la lucha, creo yo, aún no la tiene ganada su archirrival!
Lo menos que espero es que saquen del aire ese anuncio, y que salga el representante de Fuerza Solidaria disculpándose públicamente por el desacierto de tan imbécil decisión.
Me pregunto además ¿se ponen de acuerdo con ARENA para publicar estos anuncios? Si la respuesta es afirmativa, ARENA entonces está manejada por ciegos. Si la respuesta es "No", entonces menudo desfavor le hacen a su caudillo.
Por estupideces como esa es que se pierden las credibilidades. Y entonces las campañas del miedo resultan en un fatal tiro por la culata.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Les están apareciendo las garras



Primero fue el ataque a la caravana de ARENA en Meanguera, Morazán. Ahora salen las fotos en las que un grupo de jóvenes monta una formación militar frente a dirigentes del FMLN.
¿Y entonces cómo creerle a este partido de izquierda, procedente de la ex guerrilla, que es el cambio que necesita El Salvador para mejorar?
El FMLN ha tenido fuertes "aciertos técnicos" en la presente campaña proselitista. Ha enviado una imagen de modernización, se alejó en su propaganda de los mensajes de choque tan tradicionales, puso a un candidato izquierdista pero no "gatillo sudado". En fin, ha disipado los miedos que por años se le han tenido al partido rojo.
Pero con estas acciones al descubierto, hasta los cerebros menos favorecidos se percatan de que entre la imagen proselitista y la férrea tradición de conducta hay un abismo.
Si las armas con las que aparece el grupo son reales o falsas es solo uno de los ejes de preocupación. A mí también me preocupa y me exaspera como ciudadano que haya políticos que mantengan como "celebración" los detalles militares del pasado conflicto armado.
Son similares a aquellos seres que encuentran en los juguetes lo que el amor o la atracción física no puede dispensarles.
Da la impresión que el FMLN no puede sobrevivir sin sus recuerdos bélicos, que para mantener la tranquilidad de su bestia interna le debe inyectar un "upper" guerrerista y que los trucos de magia publicitaria los reserva para "el hombre nuevo", el voto nuevo, el desencantado, el temerario.
¿Es posible que dentro del FMLN sigan existiendo personas que aplaudan la guerra y celebren las muertes ocasionadas?
El miedo que le ha tenido la mayoría de votantes al FMLN no es gratuito; tampoco se deriva de "sabias" campañas promovida por su rival, ARENA (que esta vez, a mi juicio, andan perdidos en su enfoque). El miedo es real: la gran mayoría de correligionarios del FMLN son personas violentas, con un bajísimo umbral de tolerancia; muchos de ellos componen hordas que alimentan a cada momento su hambre de odio contra quien no piense como ellos, son gente cerrada que vomita cada vez más un resentimiento contra todo lo que no sea como ellos.
¡Y ahora salen con que también han mantenido viva la preparación militar!
Porque no se necesita muchas neuronas para relacionar estos actos guerreristas con el tema del fraude electoral que predican los efemelenistas.
A mí no me cabe duda de que las fotos son reales. Los mismos dirigentes del FMLN han aceptado que hacen esos actos para conmemorar la guerra.
Señores del FMLN, el problema no es que sigan recordando el tufo a pólvora y se autosatisfagan con sus devaneos castrenses.
El problema no es que sigan teniendo orgías mentales sobre un triunfo militar que nunca llegó.
El problema es que nos están mintiendo al tratar de dar una imagen electoral de limpieza, cuando tienen años de tener constreñida su organización.
Y claro, ahora que surge cierta evidencia de los humores que han añejado en los tatús del resentimiento, lo más probable es que el impacto en los sentidos de la población sea muy desagradable.
Pero, por favor, a los otros, tampoco nos traten de vender castidad: ¿Dónde está los arrestos?,por ejemplo.
Un hecho de esta magnitud, por más informe de inteligencia que sea, con la algarabía que se ha presentado no se maneja con pinzas: si un Gobierno se da cuenta de que hay un grupo de jóvenes formados con fusiles AK 47 "de verdad" frente a dirigentes del FMLN, lo primero que hace es caerles "patada al pecho" con decenas de periodistas nacionales e internacionales para dejar evidencia de que no es montaje o invento el acto. Hasta podría armar un show, con una nube de helicópteros, policías, fiscales y hasta curiosos para descubrir a los nostálgicos de la sangre "con las manos en la masa" y asestarles el golpe aniquilador del cual no se levantan ni con el mismísimo Papa como candidato.

viernes, 12 de diciembre de 2008

No se gaste el aguinaldo ahora



No crea que formo parte de los profetas de mal agüero que dicen que el mundo está casi por derrumbarse; pero tampoco integro el grupo de los idiotas que opinan que todo esto es mentira (lo de la crisis) y que lo único que se busca es un pretexto para que los dineros públicos premien la ineficiencia capitalista de las grandes empresas.
No, simplemente opino que se debe tener prudencia, no paranoia. Y por eso es que le sugiero esperar antes de echar por la borda el bono y el aguinaldo que le acaban de dar o que están a punto de depositarle en su cuenta de ahorros.
Es simple: los empresarios no son ignorantes: saben que en estos días la gente tiene un poco más de capacidad adquisitiva, y con tal dinero extra los egos se elevan un poquito más de lo normal, también los atrevimientos y la compulsión por comprar.
Y como lo saben, muestran lo que en apariencia son ofertas irresistibles, para que, de regreso y para fortalecer la economía, el dinero comience a circular a un ritmo más rápido.
No se acelere, los precios que está viendo ahora le parecen bajos porque tiene dinero y porque, hay que aceptarlo, también los han reducido para ganar más por volumen.
Cuando pase la fiebre de los regalos para la Navidad (propios y a extraños) las empresas también tienen que vender. Entonces, como el 25 de diciembre todo está cerrado, el día 26 aparecen en los diarios las verdaderas ofertas, que durarán hasta el fin de año.
Sin embargo, también se debe tener cuidado porque puede ser que en esos días se hayan agotado ciertas existencias y estén vendiendo los productos en exhibición, que uno nunca sabe cuánto se ha usado.
Si se decide comprar en los días posteriores a la Navidad, apunte el número de serie del producto exhibido, pregunte si le van a dar ese ejemplar y chequee al recibirlo en casa. Usted tiene todo el derecho de devolverlo y que le entreguen el dinero.
Pero si no está decidido a comprar algo pero le pica la mano y la bolsa está con ganas, piense bien antes de tomar una determinación, no vaya a ser que en la excitación del momento termine con una podadora de césped y le cueste un mundo subirla hasta el quinto piso del edificio donde usted vive y que, por cierto, no tiene ascensor.
También recuerde que por ahora los préstamos están restringidos y que le puede ser difícil obtener uno a inicios de 2009, cuando necesitará dinero para el colegio de sus hijos. Preocúpese por el futuro de ellos, aunque los chicos prefieran quedarse viendo su programa en el televisor Sony LCD XBR serie 6 de 52 pulgadas que se compró en diciembre (una parte con el aguinaldo y bono y la otra parte, la mayor, topando la tarjeta de crédito que acaba de notificarle que su tasa de interés pasa del 17.5% al 24.90% anual).
¡Felices compras!

jueves, 11 de diciembre de 2008

¡Yo también soy el pueblo!



Cierta vez, dentro de un autobús en Santiago, Chile, el guía nos comentaba detalles sobre los sitios de mayor interés para los turistas. Y, curiosamente, aparte de La Moneda, y otras bellezas, nos llevó a conocer un lugar muy famoso.
No recuerdo el nombre de la plaza, pero nos dijo con mucho entusiasmo que ahí era donde los chilenos se manifestaban.
Créalo. Tienen un lugar específico donde se citan para expresar sus descontentos (pocas veces hay manifestaciones a favor de algo ¿no?).
En El Salvador quizás no hay plazas para tal fin. O tal vez pasa que en la mente primitiva de los manifestantes salvadoreños no entra tal concepto.
Y, en vez de usar el orden para expresar sus linduras contra el gobierno y sus tributarios, los vociferantes usan las calles y provocan el desastroso caos vehicular... porque el desorden es parte de su estrategia.
La estrategia de molestar, de generar el despelote resulta de fácil concepción y realización; no se necesitan muchas neuronas.
La manifestación de avanzada no existe; se recurre a las mismas prácticas de los años 70: hay nostalgia por los carros quemados, las manchas en las paredes, las consignas avinagradas y las mismas cancioncitas de los Guaraguao.
Y, por supuesto, la misma pendejada de siempre: que el pueblo unido jamás será vencido.
Los organizadores y los manifestantes deberían hacer un esfuerzo mental para darse cuenta que con sus marchas afectan de manera significativa el bolsillo de los conductores.
¿Se han puesto a pensar cuántos miles de galones de combustible se consumen durante esos embotellamientos? ¿Y no que defienden el medio ambiente? ¿Y no que defienden el bolsillo de los salvadoreños? Hey, los que andamos en carro también somos salvadoreños y tenemos derechos.
Es indignante que porque a un par de lenguaraces dirigentes se le ocurre montar una manifestación, cientos de automovilistas tengamos que padecer las consecuencias.
Y más grave aún que estos tontos útiles sean manipulados por seudointelectuales políticos. Por los mismos políticos que se llenan la boca diciendo que defienden los derechos populares.
No estoy en contra de las manifestaciones. Es más, las apoyo siempre y cuando se hagan de manera ordenada. Porque hasta los burros tienen derecho a quejarse de la carga, y porque en nuestra tierra la cultura de la vivianada y la vocación de finqueros están enquistadas en muchas empresas e instituciones.
Los salvadoreños tienen derecho a protestar, pero sin afectar a quienes nada tenemos que ver con su agravio.
A mí no me jodan, que yo también soy el pueblo.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Publicidad engañosa




Hoy escuchaba en una radio a un pobre señor que se quejaba porque había comprado un teléfono celular que había resultado defectuoso a las primeras de cambio.
Cuando llegó a reclamar a la tienda (Claro, Metrocentro, según dijo) lo remitieron de una vez al lugar donde hacen las reparaciones. Cuando les preguntó extrañado que porqué lo enviaban al taller si acababa de comprar el teléfono le salieron con un “así son las políticas acá” y el cliente no tuvo más remedio que marcharse a donde le indicaban.
Al llegar al sitio le dijeron que debía esperar de 15 días a un mes para que le entregaran el aparato. Entonces el señor, descorazonado, llamó a la radio para quejarse.
Esta queja es solo uno de los casos en que los clientes se ven asaltados por vendedores inescrupulosos que no les hablan sobre las garantías, sobre las capacidades del producto, sobre sus aplicaciones… o simplemente les mienten.
Eso es execrable. Y muchas veces las compañías no tienen control sobre estos “coyotes” de corbata, porque sus evaluaciones son nada más sobre las cifras de ventas.
Sin embargo, muchas veces este engaño es institucional y desde las más altas jerarquías se aprueban campañas publicitarias que invaden la mente de los consumidores, los incitan de tal manera que los llevan a un punto sin retorno ¡y con mentiras!
Muchos son los casos que se vienen a la mente. Desde las ofertas de autos hasta las de tomates en los supermercados. Y lo hacen de una forma dolosa “protegiéndose” con las famosas “letras pequeñas” que nadie lee y que sirven para después escudarse en el “ahí también aparece que…!
Es comprensible y aceptable que desde la publicidad se destaquen las ventajas de un producto (para eso es la publicidad); pero también existen límite éticos que no deben excederse.
Y en este punto es donde tiene un fuerte desafío la Defensoría del Consumidor.
Recuerdo que cierta vez un colega periodista me dijo que veía en el mismo vuelo que la Defensora del Consumidor salvadoreña, Evelyn Jacir de Lovo, y que por una sobreventa de la aerolínea los iban a dejar para otro día. “Entonces la Evelyn le dijo que no, que ella debía volar esa misma tarde y que por eso había comprado el boleto para tal fecha. La chava del mostrador le dijo que no, que eran políticas de la empresa… hasta que la Evelyn le dijo que, entonces, los iba a demandar por incumplimiento de no sé qué. Y entonces le dieron el cupo –me contaba este amigo--. Después me tocó mi turno y me quisieron hacer lo mismo. Y yo, ya envalentonado, les dije que los iba a demandar. Y así me dieron un asiento. Vieras qué bien se siente uno estando protegido”.
Esa experiencia es lo que muchos clientes buscan y desean: tener la certeza de que no van a ser estafados, de que hay alguien que los protege… el típico deseo de los hermanos menores cuando algún compañerito de clases los molesta y en la misma escuela estudia su hermano grandote.
Pero también hay que ser claros en que la Defensoría, por más que quiera hacer, no es omnipotente y tampoco adivina. Hay que poner las denuncias; no hay que ser haraganes y esperar que por obra y gracia del espíritu santo las soluciones se aparezcan.
Hay que insistir una y otra vez en nuestros derechos como consumidores, desde la bolsa de mango que compran en la calle hasta que el Rolex venga con la carta de autenticidad y de garantía.
Porque muchas veces a los salvadoreños nos da vergüenza reclamar. ¿Por qué no reclamamos si tenemos el derecho, el dinero y la decisión de compra? Cultivemos esa sana costumbre de pedir solo lo mejor; pero no sobrepasemos la línea y nos volvamos “vivianes” como esos que andan su mosquita muerta en la bolsa para ponérsela al suculento plato que acaban de comerse con tal de no pagar la cuenta.
Y un llamado a los empresarios: establezcan verdaderos controles de calidad, porque en muchas ocasiones la imagen de la empresa, uno de los valores supremos en la actualidad, es manchada por empleados que son malos o que son ignorantes.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Campaña sucia



Desde hace unos meses, en El Salvador estamos en guerra, guerra proselitista, guerra por nuestros votos. Un conflicto en tres flancos: la lucha por la presidencia del país, el pulso por las alcaldías y el duelo por la Asamblea Legislativa.
En la primera de las contiendas es donde todos han puesto sus mejores armas, sus más aguerridos hombres y las más inteligentes estrategias. Porque es el puesto más codiciado y porque es primera vez que ARENA puede perder las elecciones ante el FMLN (por favor, los enanos compiten por el tercer lugar que les dé un magistrado en el Tribunal Supremo Electoral).
Y dentro de esa maraña de tácticas, ataques y contraataques hay uno que me llama la atención: la campaña sucia.
Ha sido el FMLN el que desde un inicio ha sollozado por esta supuesta estrategia de ARENA, alimentando sus lloriqueos por los spots publicitarios que su contendiente ha lanzado en la que se describe el pasado guerrillero de su candidato a vicepresidente, Salvador Sánchez Cerén.
También se ha dicho que "la derecha" ha usado a los medios de comunicación para que publiquen reportajes sobre la vinculación del FMLN con las FARC (narcoguerrilla colombiana), la situación política en Nicaragua, los movimientos de Hugo Chávez y que se le pregunte a los líderes farabundistas --candidato a la presidencia incluido, no por ser líder partidario, sino por estar en la fórmula-- sobre estos temas.
Eso a mi juicio, no es campaña sucia. Porque para ser campaña sucia necesita un ingrediente indispensable: la mentira, o por lo menos un rumor con toda la pinta de mala leche.
Campaña sucia podría ser levantar la propaganda contra el FMLN basado en el pasado familiar de su candidato Mauricio Funes, hurgar en los tribunales para ver si tiene demandas, buscar en los récords crediticios para decir que es "mala paga", profundizar en otros aspectos familiares, filiales, que, por decoro y por respeto a Mauricio y a mis lectores ni siquiera menciono. Eso yo lo consideraría campaña sucia.
Campaña sucia sería también sacar listados de amantes de algún familiar de la fórmula presidencial.
Y yo estaría pecando de mojigato, porque en otros países, como Estados Unidos, se espulga hasta si el candidato fumó marihuana, probó cocaína en sus años adolescentes o le andaba dando besitos a los hombres. O si la mujer ha sido borrachita o padecido de furor uterino.
Y tienen su lógica: a los presidentes se les elige para tomar decisiones, cotidianas y trascendentales, y por la trayectoria de vida de los candidatos el elector puede darse cuenta de con quién está tratando.
Recuerdo que hace unos años fue destituido un alto directivo de una empresa porque tenía una amante. Y no lo echaron por el hecho de probar carne fresca, sino porque había tomado una mala decisión al poner en riesgo su matrimonio y su hogar... y los dueños dijeron que una persona así también podría poner en riesgo a la empresa.
Y si esto pasó en la esfera privada, con mucha más razón se podría hurgar en la vida de quienes pretenden gobernarnos.

Pero decir que Sánchez Cerén fue guerrillero, que mandó o permitió el asesinato de cientos de combatientes; hacer llamados a los empresarios a que no le den apoyo al FMLN, decir que Funes ni su dupla saben generar empleos, que quien manda es la cúpula y no el candidato presidencial o que Hugo Chávez es uña y mugre con los farabundistas... sacar a relucir eso no es campaña sucia.
¡Por Dios, ni uno de ellos es una virgencita a la que se le debe respetar el himen social!
Son políticos, contendientes, guerreros que se han lanzado a la palestra a sabiendas de que van a infligir y a soportar heridas.
Así son las luchas electorales; gran parte de la estrategia se basa en descalificar al rival como aspirante a un cargo público, en decir que no es idóneo para tal o cual trabajo en la polis.

El FMLN miente sobre las papeletas

Si los candidatos están pensado en que solo se debe atacar su propuesta de gobierno o son tontos, o son ignorantes o simplemente son cobardes. Porque las plataformas no se ejecutan solas y, por lo tanto, un político tiene todo el derecho a criticar tanto el plan de su rival como al que lo va a ejercer, ya sea porque ambos son mediocres, porque el proyecto es inviable o porque el realizador no tiene la capacidad de lograr los consensos sociales para emprender la iniciativa.
No entiendo los lloriqueos del FMLN cuando ellos también dicen cosas que ponen a temblar a cualquiera: dicen que los areneros son asesinos, que su fundador (Roberto d'Aubuisson) mandó a matar a monseñor Romero, que el ex presidente Alfredo Cristiani sabía de que se iba a masacrar a los sacerdotes jesuitas, de que todos los que han estado en los gobiernos de ARENA son ladrones. Y cosas así. ¿Y ahora se quejan?
Esto es como el grito afeminado aquél de "¡No, no, en la cara no!".
Sin embargo, siempre hay leyes de combate hasta para las guerras en las que se mata gente. Y una de estas reglas es no meterse con los civiles.
En el caso que nos compete, tal norma se podría adaptar al concepto de que no se debe jugar con la conciencia del elector mintiéndole descaradamente.
Y como "civil" me pronuncio ante la siguiente mentira: Mauricio Funes y varios dirigentes del FMLN andan pregonando que existen fuertes posibilidades de fraude en las próximas elecciones porque la Asamblea aprobó que las papeletas no vayan marcadas ni selladas.
Eso es un error. Y, en el entorno de esta contienda, es una mentira; porque quienes lo pregonan saben que eso no es cierto.

Es mentira que las papeletas no van a ir selladas ni firmadas. Es falso.
Lo que la Asamblea Legislativa aprobó es que si alguna papeleta (como excepción, no como regla) no llevara el sello o la firma del presidente o secretario de la Junta Receptora de Votos, el voto sigue siendo válido.
No es que todas las papeletas vayan a irse sin sello y firma. Aquí está lo perverso de la "denuncia" que hacen los efemelenistas.
Y hay otro punto que la Asamblea puso como un candado extra: que si la papeleta no lleva la firma de quien dirige la JRV, pues a esta persona, sea del partido que sea, se le impondrá una multa superior a los $110.
La lógica es aplastante: el único que puede anular el voto es quien lo emite.
¿Y a cuenta de qué su voto o el mío va a ser anulado solo porque a alguien se le "olvida" sellar o firmar la boleta?
Además, en cada Junta Receptora de Votos hay vigilantes de todos los partidos, y cualquier intento de fraude sería detectado y denunciado Ipso facto.
Además, organismos internacionales como la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) han enviado observadores electorales, que han pedido confianza a los votantes porque ellos estarán listos a denunciar cualquier anomalía.
...Y aún así el FMLN dice que no confía en el proceso. ¡Y eso que marcha arriba en las encuestas!

viernes, 5 de diciembre de 2008

La gran oportunidad de 2009



Muchos salvadoreños votan contra su voluntad. Dan el sufragio para la Asamblea Legislativa a los partidos grandes para "no desperdiciar el voto". Y muchas veces, con esa decisión, desperdician la gran oportunidad de tener un Congreso balanceado.

Somos dados a pensar que en las elecciones lo que importa es quién será el presidente del país. Es normal: en una tierra donde no se abandona la cultura de aldea todo el mundo se preocupa por el cacique.
Poca conciencia se percibe acerca de la importancia de la Asamblea Legislativa, porque el salvadoreño normal tiene escasa educación democrática y porque los diputados, en su mayoría, se encargan de alimentar la mala imagen que se tiene de ellos.
Y porque en este país prima el partido y no la conciencia de cada diputado. Los legisladores han respondido a grupos de poder minoritarios, tanto de izquierda como de la derecha, y no a la gran mayoría de salvadoreños.

En los últimos años, la pelea por llegar o mantener la presidencia del país ha erosionado el trabajo legislativo. Dos bloques antagónicos y archirrivales se han enfrentado en las dos o tres más recientes legislaturas.
Y lo que han conseguido es una polarización perniciosa que ha retrasado el desarrollo de la nación.
Es comprensible, aceptable y deseable que en la Asamblea confluyan grupos de distinta ideología. Pero también se exige en una democracia que el fin nacional, objetivo supremo, se imponga al fin personal o partidario.
Si bien cada partido debe defender con firmeza sus valores y el pensamiento y deseos de quienes representa, también es imperativo que tenga la visión de conjunto para darse cuenta de que el "rompecabezas" de la nación se arma con piezas distintas. Y que su ideario es parte de un todo, de la integralidad indispensable para armonizar una sociedad.
En vez del "E pluribus unum" que persiguen y ponen en práctica los estadounidenses, nuestra Asamblea Legislativa es una torre de Babel perversa, donde los diputados no se entienden no por tener lenguajes distintos, sino porque no quieren hablar el mismo idioma.
Los debates en las sociedades avanzadas sirven como gimnasia democrática para arribar a los más fuertes argumentos; para que los más idóneos pensamientos y las más sólidas posturas se impongan hacia el bien común.
En El Salvador los debates son para atacar al contrario por ser contrario. Nada más. No para extraer el néctar de las ideas del adversario y usarlo junto a la esencia propia para crear la receta que mejor se adapte a la comunidad, a la generalidad.
Y es en estas situaciones donde la ciudadanía se frustra y se desploma su confianza en las instituciones. Es en estas situaciones donde llegan los tuertos al poder entre ciegos.
Estamos frente a la histórica oportunidad de cambiar las cosas. La gran mayoría de salvadoreños vota por los partidos grandes por "no desperdiciar el voto".
Les quiero contar que, gracias al sistema de elección de diputados que tenemos, los votos por los partidos minoritarios no siempre se desperdicia. Sirven esos votos para lograr los famosos "residuos" con los que se puede obtener una curul al no alcanzar los sufragios para "pagar" el puesto con los números del "cociente".
Si estamos en contra de la polarización nefasta que hemos tenido ¿por qué seguimos votando por ARENA y el FMLN? ¿Porque los otros partidos son meros títeres de los grandes? Es posible, pero eso sucede cuando el poder de la aritmética es letal.
¿Qué puede hacer un partido con dos o cuatro diputados? Realmente muy poco. Pero una fracción legislativa mayor, como ha pasado con el PCN en la antepasada legislatura, vuelve a la bancada el fiel de la balanza.
Imagine ahora que los partidos PDC, FDR, PCN y CD hicieran mayoría simple entre ellos. Las cosas serían distintas, porque entonces ARENA y el FMLN tendrían realmente que negociar con los ahora "chiquitines" y no imponerse, como tradicionalmente se hace.
Y, por lo general, los más pequeños son los más pensantes.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Gordura estatal



No he escuchado a un solo candidato que diga que va a recortar puestos de trabajo en el sector público. Por una sencilla razón: porque quien cometa la estupidez electoral de prometer tal cosa marcha directo a la derrota.
Pero esa "estupidez electoral" podría ser una saludable apuesta de país si se ejecuta de manera adecuada, con un plan inteligente por delante y con una "esponja" privada que absorba a los cesantes.
Al quitarle gordura al aparato estatal, los cientos de millones de dólares que se usan para pagarle a miles de burócratas podrían invertirse en obras sociales, de infraestructura o para pagar deuda extranjera.
Y, con un buen mapa de ruta, se podría crear un círculo virtuoso para potenciar a la empresa privada, porque al haber dinero para nuevas obras será necesario que alguien las haga. Y aquí entran los empresarios.
Sin embargo, hay que decir que no se trata de lanzarle la pelota al sector privado así por así.
Tiene que ser un plan de país, consensuado, algo muy estudiado, muy bien planificado y derivar de un pacto nacional entre gobierno, empresa privada y otras fuerzas de poder real.
Uno de los principales efectos a derrotar es el estigma de "viene del gobierno", donde el desafío se puede superar con capacitaciones (más empleo outsourcing) y, naturalmente, con el hambre del desempleado que le obligará a ser más eficiente.
Una medida de estas se puede realizar de manera paulatina, con un ente rector que esté integrado por el Gobierno, la empresa privada y la Academia, de tal manera que el fin sea tener un estado más eficiente, como generador de políticas para hacer trabajar la maquinaria de todo el país en vez de servir de restaurante para engordar al marrano.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los viajes del halcón: Versalles

Diciembre es un mes especial. ¿Por qué no dejamos a un lado la política y nos subimos en las alas del halcón para visitar diversas ciudades del mundo?
Esta es la primera de las postales que deseo compartir con ustedes para hacer honor a una persona muy especial, sin cuyo amor y visión no habría sido posible descubrir, vivir y disfrutar la aventura de mi existencia




Mi papá tenía la deliciosa costumbre de regalarme libros, incluso antes de que aprendiera a leer.
Gracias a esos libros pude desarrollar el espíritu aventurero y disfrutar, años después, la realización de muchos sueños de infancia.
En uno de esos libros "Las cien maravillas" atisbé los comportamientos de la corte en Versalles y las peripecias de los constructores del palacio real.

Y cuando años más tarde me sumergí en las lecturas sobre la Revolución Francesa teniendo como vértice del placer literario el magnífico libro María Antonieta, de Stephan Sweig, se formó en mí la fantasía de llegar a los cotos de caza de Luis XIV, a la recámara de la reina francesa, a las habitaciones de los delfines, al Petit Trianon, al Grand Trianon y a las fuentes y parterres de tan magnífica expresión de la arquitectura.
Por eso es que cuando subí las escaleras principales de uno de los pabellones palaciegos, con la ayuda de la guía auditiva, experimenté el placer de imaginar de una manera "más palpable" el grito de "Salvad a la Reina" que dio uno de los guards de corps esa noche aciaga de 1789 cuando las turbas irrumpían en los "sacrosantos" aposentos reales para demostrar que el poder popular era superior al "designio divino" de las monarquías.


El mismo cosquilleo me invadió al observar la puertecita por la que María Antonieta salió en medio de esa noche a buscar a sus hijitos para escapar.
Y la opulencia del exquisito dormitorio del patético Luis XVI, heredero inmerecedor de la gloria de los reyes de Francia, me regresó a la memoria las páginas del libro que con tanta fruición devoraba en los años de la década perdida en El Salvador.
Esta vez el palacio estaba casi vacío. Apenas algunos visitantes han traspasado la puerta del patio empedrado, donde la imponente estatua de un rey borbón da la bienvenida.
El clima es benévolo, aunque ya comienzan a soplar los vientos del otoño.
Tras subir las escaleras y entrar a los dormitorios reales, la guía nos incita a degustar el salón de los Espejos, a elevar las miradas hacia las admirables pinturas en los techos y a pasearnos por donde, hace más de 200 años, sólo la gente privilegiada tenía el honor de pasear.
Las habitaciones de la Reina, los cuartos de los Delfines, los jardines cortados a la perfección y la fuente de las postales es siempre una delicia visual.
Pero más allá, en los jardines escondidos por altos setos es donde los sentidos tienen una buena oportunidad de disparar la imaginación.
Un litro de la excelente cerveza Leffe que riega el frugal sandwich de baguette, jamón y queso que venden en una pequeña tienda del lugar da la pauta para volver a soñar, como en la infancia.
Caminar por aquellos laberintos forestales, salir de ellos, divisar el lago artificial al lado izquierdo y pasear entre aquellos enormes árboles rumbo a los trianones es un placer complicado para describir.
Y en esta tarde versallesca, volver la vista para estrellarla en la magnífica fachada del palacio, suelta las alas de la imaginación.
Imaginar las escenas domingueras de la corte, las coqueterías de condesas y barones, las malas miradas entre sirvientas y queridas de los grandes señores; escuchar los cuchicheos de las jóvenes, en pleno hervor de crecimiento, las risitas libidinosas de las primas de alguna duquesa viuda, los suspiros de alguna pareja de enamorados o el relincho de los caballos cuando se acercaba el soberano.

Hay tiempo incluso para pensar en los dramas que se vivieron en estas locaciones, seguir avanzando y sentir la brisa en la cara, escuchar el ruido de las hojas que se pisan y ver el bamboleo de la pequeña barca, para, después de unos 300 metros, arribar a la construcción rosa marmórea del Grand Trianon.


Al entrar al palacete una atmósfera de historia envuelve al visitante. Hacia donde se mire uno se entusiasma, porque en cada metro cuadrado se nota la eficiencia del artista, el valor de su sensibilidad y la responsabilidad de la Francia moderna, que ha sabido conservar para la posteridad la muestra imborrable de un pasado glorioso, aunque esa construcción haya sido uno de los detonantes del giro histórico de la humanidad occidental.

Sin duda, Versalles es una maravilla, una de las cien maravillas del libro que con esfuerzo compró mi padre, para regalarme un sueño en medio de la violencia de la guerra.
Gracias a él y a su visionaria manía literaria es que se vuelve posible publicar esta postal. La primera de muchas.

martes, 2 de diciembre de 2008

Tentaciones de fin de año


La voraz clase media salvadoreña, siempre sedienta de más y más posesiones, acaba de entrar en el mes de las tentaciones.
Diciembre, con sus climas sugestivos, los aguinaldos, los bonos, las luces de Navidad, los deseos de buena voluntad y las miles de ofertas en las tiendas son el coctel perfecto para concebir al octavo pecado capital: el consumismo.
Con la entrada extra de dinero, el clasemedia salvadoreño se siente un poco más poderoso que de costumbre. Y está dispuesto a ejercer ese pequeño y breve poder adquisitivo para demarcar su territorio.
Pocos de los bienes que adquiera serán de real necesidad. La mayoría de esas compras servirán para satisfacer gustos propios y extraños y para ofrecer una imagen de mayor éxito a vecinos, amigos y compañeros de trabajo.
Cientos de sofisticadas pantallas de LCD irán a parar a los dormitorios de gente que apenas tiene tiempo para ver TV. La más alta tecnología digital de reproducción de imágenes tendrá que desaprovecharse porque de nada sirve con las señales de cable que tenemos.
Otros preferirán los más modernos teléfonos celulares, blackberries y otros "tech toys" cuya utilización también será mínima.
Habrá quienes busquen el más prepotente aparato de sonido no porque aspiren a una fidelidad máxima, sino para tener la capacidad de hacer ruido, aunque nunca pasen del volumen 5 ó 6.
Porque tener la capacidad es lo que lleva a muchos consumidores a decidirse por un producto, y no la necesidad. Por ejemplo, mucha gente compra SUV 4x4 y nunca usan la doble transmisión. Incluso, muchos no saben cuándo y cómo usarla. Tampoco visitan sitios escabrosos y, mucho menos, llevan su camioneta a empantanarla para sentir el placer del muddy off road.
Los compradores compulsivos también pasarán a las salas de venta de las automotrices. A endeudarse hasta el copete durante 7 u 8 años con tal de andar auto nuevo. No por el placer de conducirlos, sino para que los vean. Porque en nuestras ciudades tercermundistas es el auto, y no la cuenta en el banco, el altímetro social.

Toparán la tarjetas de crédito con relojes, bisutería fina, vestidos de noche y zapatos cuyo costo supera por un amplio margen el salario mínimo.
¿Y las inversiones? "Al carajo ¿quién piensa en ellas?". "Por favor, complejo de empresarios tampoco tenemos", dirán muchos envalentonados, los mismos que se llenan la boca cuando critican a los pobres desarrapados que se gastan las remesas familiares "en vez de poner alguna zapatería, una pupusería o por lo menos una venta de sopa en el mercado".
Las tentaciones están al ataque. La clase media --media en todo-- está con todas las ganas de sumergirse en las tibias aguas de la seducción comercial.
A comprar podadoras de césped aunque vivan en el quinto piso de un edificio; a regalarse mancuernillas de oro aunque solo usen camisas manga corta, a buscar las ofertas más apetecibles aunque el aguinaldo sea apenas el de ley, a chupar guaro fino aunque el cirrótico hígado les suplique de rodillas le den su tradicional cerveza de barril, a comprarse perfumes por Internet sin haberlos probado antes, a regalarse relojes finos que deban estar guardados para que no se los roben.
Otros, los más ridículos, buscarán las más parecidas réplicas de artículos de lujo ¿para engañar a quién? Por Dios, a leguas se nota que muchas de esas carteras "Louis Vuitton" que con tanto orgullo lucen muchas mujeres son más falsas que las protuberancias de Sabrina.
O se comprarán joyería Bulgari, Bucellati, Cartier, Mikimoto, Tiffany y otras marcas premium más "chaveleadas" que los relojes Rolex que venden en los mercadillos nocturnos de Taipei o la marroquinería Prada que ofrecen en las aceras europeas los inmigrantes africanos.
¿Y todo para qué? Para satisfacer al diablillo del egoísmo, para reafirmar el lema "yo-tengo-más-que-vos" que rige sus vidas. Para nutrir al perverso ADN de la falsedad, sello inconfundible de su ser. Para llenar el vacío de su triste existencia, ese agujero negro que se traga sin piedad los valores de la familia, de la espiritualidad y del bien común.
Diciembre es tentador. ¿Sucumbirás?

lunes, 1 de diciembre de 2008

Travestis


Por las noches, en las calles del pecado, las prostitutas tienen un serio adversario. Los travestis. Estos son hombres que les quitan los clientes con ofertas falsas, con una mejor metodología y con una presentación que despierta envidia a las mujeres de la noche.
Son hombres vestidos de mujer bajo cuyos "encantos" caen los maricas asolapados, los hombres demasiado borrachos, los jóvenes incautos y todos los que andan con la pila de probar algo nuevo.
Los travestis se preparan desde temprano para engañar a los clientes. Y obtienen buenas ganancias, porque a medida pasa la noche se despiertan los atrevimientos, las prisas, los amores fáciles provocados por sustancias extrañas.
Pero más allá de los maricones que no han salido del closet, los hombres que se ven envueltos por las falsas promesas de un travesti terminan por desengañarse. Por vomitar, al poco tiempo, el desencanto de su desatino. Y el asco, en muchas ocasiones, puede ser peor que el acto mismo de la sodomía.
Nunca, jamás, un travesti por bello que parezca será mejor que la más fea de las prostitutas, opinan los hombres hombres.
Hasta la más arrastradita de las casquivanas tiene la cualidad fundamental: que su oferta es auténtica.
¿Y esto qué tiene que ver con política? En apariencia, nada. En esencia mucho. Usted saque sus conclusiones.
 

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