Ciro Granados, Periodista

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El Salvador

martes, 23 de diciembre de 2008

El salto colectivo



Para las elecciones presidenciales salvadoreñas de 2009, al ver las cifras de la más reciente encuesta (LPG Datos), la población no se guiará por el cerebro. Será un voto hepático.
Resultan curiosos y hasta irrisorios los datos que en ese sondeo se revelan. La gente va a votar por el FMLN en su mayoría, siete puntos arriba de ARENA, porque quiere un cambio. "Quiere ver cambios/que existan cambios" es la razón que esgrime más de la mitad de quienes dicen que votarán por los farabundistas.
Sin embargo, la mayoría de la población está consciente --dice LPG Datos-- de que ARENA tiene más capacidad para gobernar (ARENA supera en este segmento al FMLN por 12 puntos porcentuales).
La mayor parte de los votantes también responde que ARENA tiene las mejores propuestas de gobierno (cinco puntos arriba del FMLN) y que es este mismo partido por el que más simpatía sienten.
Al ver estos números ilógicos cualquiera se pregunta "¿Por qué entonces van a darle el voto al partido contrario si saben que no tiene capacidad para gobernar y que tampoco tiene el mejor plan de gobierno?"
Cualquiera también está en la capacidad de responder: "Porque ya se hartaron de ARENA, no quieren saber más de ARENA y les importa un comino si el FMLN hace bien o hace mal las cosas, lo que quieren es cambiar".
Ante esta realidad, pensando con la cabeza fría, uno puede imaginarse a la masa de votantes dando un salto hacia lo desconocido. Lo que algunos areneros llaman "un suicidio colectivo". Y todo por el bendito "cambio". Pero cambio de qué o para qué o hacia dónde.
Al ver estos datos recordé una frase: "Los salvadoreños se merecen un gobierno que los deje en la calle, tipo Nicaragua, tal vez así aprenden a valorar lo que se tiene y a saber escoger las mejores opciones".
Con la distancia de las horas, me parece que estos deseos irrefrenables de ir hacia lo desconocido son parte de toda democracia incipiente, de todo pueblo que apenas está comenzando a vivir las delicias del sistema de libertades. Son los atrevimientos de quien sale de un convento obedeciendo la voz de su lujuria.
Aunque, creo con firmeza que ARENA ha hecho todo lo posible para ocasionar el descontento popular, sobre todo por no haberse puesto los pantalones para defender al pueblo de los voraces colmillos del capitalismo salvaje, el mismo que criticaba con tanta firmeza Juan Pablo II.
Y como decía un analista político: "ARENA se merece que le den verga, pero nosotros no", es a todas luces la venganza contra el sistema el que mueve el voto en las encuestas.
Nuestra democracia está en pañales y, nosotros como padres de ella, tenemos la histórica responsabilidad de criarla para que sea fuerte y poderosa. Solo si la alimentamos de manera adecuada podremos estar seguros de que su futuro será benévolo; si no, crecerá endeble, vulnerable a las enfermedades y a los vicios del sistema.
Me siguen extrañando los números de la encuesta, aunque es comprensible que la masa de electores crezca como la bola de nieve se engrosa mientras marcha pendiente abajo.
Pero como dicen por ahí, los pueblos tienen los gobernantes que se merecen. Esa es la democracia: la mayoría manda aunque esa mayoría tenga el umbral de inteligencia muy cerca del centro de gravedad.

2 comentarios:

megat dijo...

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Anónimo dijo...

Mira, llegué a tu BLOG buscando una foto de suicidio en masa para enviarle a una amiga que dice que considera oportuno no reunirse en un restaurante debido al riesgo de contagio de gripe aviar, pero sin embargo seguirá a las masas y de todas formas irá al restaurante a reunirse porque "sigue a las masas".

Hace poco hubo elecciones en mi país (argentina), y se observó la misma paradoja que comentás: la gente quiere cambiar pero no sabe a que ni que ni por qué.

 

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