Ciro Granados, Periodista

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El Salvador

lunes, 22 de diciembre de 2008

¿Y los niños qué culpa tienen?



En los días pasados, la llegada de la Navidad se convirtió en pretexto para hacer sufrir a muchos niños. Decenas de trabajadores del sector Salud cerraron las puertas del hospital Benjamín Bloom para presionar al gobierno a que les diera $300 de bono navideño.
No les importó que muchos chicos sufrieran, que decenas de familias padecieran la incertidumbre con tal de lograr su cometido.
En los medios de comunicación se narraron historias como la de un preadolescente que llegó por su consulta para combatir la leucemia y los huelguistas le cerraron la puerta, no lo atendieron.
No les importó ver a los niños sufriendo, ver a las madres preocupadas, a los enfermos padeciendo. No, importaba más el bono.
Me descorazonó ver que estos grupos abandonaran el sentimiento de la compasión con tal de obtener un dinero extra.
Y no es que se les estuviese robando el sueldo; no protestaban porque les habían incumplido un contrato o porque despidieron sin indemnizarlos... no, era todo porque querían más dinero.
Y mientras, ¿los pacientes qué? ¿Es justo que los niños sufran por culpa de estos haraganes?
Tal vez no me habría impactado tanto si hubiera sido una huelga en otro sector, pero en el sanitario y sobre todo el infantil, lo menos que puedo hacer como ciudadano decente es elevar la voz y preguntar: ¿hasta cuándo vamos a permitir esto?
El Salvador necesita de leyes sólidas que protejan a los empleados, sí, claro, pero que también prohíban que segmentos tan vulnerables de la población puedan ser blanco de protestas y huelgas.
Solo aquel que no tiene hijos no puede imaginar la tristeza que se vive cuando uno de ellos se enferma. Creo que hasta el más sangriento de los asesinos siente dolor cuando ve sufrir a un hijo suyo.
¿Y a los huelguistas no les importa que los niños sufran? ¿O es que se ciegan al seguir una moda política que los mueve hacia la anarquía?
Yo creo en el diálogo entre partes, pero me ha parecido muy floja la actitud del Gobierno en no aplicar la fuerza para que los "bochincheros" dejaran pasar al personal médico que sí quería atender a los infantes.
En vez de eso vimos a un funcionario diciendo que si los huelguistas no dejaban pasar a los médicos entonces las consultas las iban a dar en la acera. ¿Y entonces quién manda en este país? ¿A dónde queda el respeto a la institucionalidad?
Si quieren hacer huelga, háganla, pero no cierren las puertas para impedir que se brinde atención médica a los niños.
Si quieren marchar contra el ministro o contra el Presidente están en todo su derecho... ¡Pero no cierren los hospitales!
Lo más triste del caso es que muchos de esos huelguistas son los eternos quejosos, los que saltan primero para criticar y decir que el sistema de salud en este país no sirve.
Hasta la inteligencia más elemental se percata de que muchos de estos movimientos son títeres de poderes políticos.

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