Ciro Granados, Periodista

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El Salvador

viernes, 28 de noviembre de 2008

Los burros del pesebre... con el perdón del abnegado animal


La pólvora de luces divierte, despierta los sentidos navideños y nos transporta a un mundo fantástico donde las cotidianas tristezas dejan paso a la alegría del porvenir, de la esperanza, de la vida. La otra pólvora, la de las explosiones, esa solo divierte a los básicos

¿Has visto la sonrisa estúpida que le queda al fanático de la pólvora tras la explosión de un mortero? ¿Has visto ese miedillo muy bien apagado que se percibe cuando enciende la mecha de un número 7?
La pólvora, ese maravilloso invento que ha sacudido los cimientos del mundo, de las civilizaciones, llega en los aparentemente inofensivos derivados hasta nuestros hogares. Y el mismo Pum que excita a los idiotas envía a decenas de niños a los hospitales.
Es el mismo Pum del padre irresponsable, del tonto que quema el dinero, del absurdo que se divierte con el ruido. El mismo Pum que se siente acelerado en los corazones al ver las imágenes de los chicos quemados, de los angelitos en los hospitales que pagaron con dolor su atrevimiento; que en vez de recibir el abrazo de la Navidad con alegría reciben el latigazo cruel del dolor.
Mientras, el padre borracho, trata de hacerse el jovial con los invitados, alcoholizados también.
La madre, borrachita ridícula por moda y por gusto, ofrece sus sonrisas aguardentosas a los que le acompañan. Los ojos se mueven con voluntad propia, se nublan, se enrojecen de libido y de tabaco.

Y los niños, desprotegidos, acarician el hocico del lobo de polvo negro.
¿Has visto el dolor de los niños que sufren las quemaduras? ¿No? ¿Quieres verlo? ¿Te atreves a pedirle a tu hijito o hijita que pose para ti aterrado por ver sus deditos cortados por un mortero? ¿Te atreves a comprarle un labrador retriever a tu hijito para cuando pierda la vista por culpa de la pólvora?
El dolor no es un cuento de navidad. Es la realidad atroz que aparece siempre por estas épocas. Ya se cobró sus primeras víctimas en El Salvador. ¿Quieres lanzar a los tuyos a la lista?
¿Has escuchado el terrible llanto de un niño que acaba de ser lacerado tras una explosión? ¿Quieres que uno de tus hijos te distraiga de tu fiesta con un alarido de dolor? ¿Eres cómplice de esos dramas? ¿Eres el verdugo de tus hijitos? ¿Estás dispuesto a truncarles la vida, sembrarles un trauma y dejarlos para siempre con el estigma del quemado?
¿Te atreves a dejar de ser estúpido?

jueves, 27 de noviembre de 2008

La próxima guerra


¿Dónde están los líderes para que llamen a la no violencia?
¿Dónde están los monseñores que representan la voz de los sin voz?
¿Dónde están los políticos para incentivarnos a la paz?
¿Dónde están los dirigente sindicales para reclamar los derechos de los que sufren? ¿Dónde están los empresarios?
¿Dónde están los líderes estudiantiles?
¿Dónde están los líderes sectoriales?

¿Dónde? ¿Escondidos?

La Patria los necesita ¡Y ahora!


Hoy mataron a otro motorista. Los mareros, según se informa. Porque no les "pagaron" el aguinaldo, una cantidad aparte de la renta mensual que cobran a los transportistas. Otra familia que sufre. Un muerto más en las estadísticas; números que con el paso del tiempo se olvidan y solo sirven para engrosar la apretada lista de muertes violentas en El Salvador.
La próxima guerra que está a la vuelta de la esquina en el país será entre transportistas y mareros. Porque ambos grupos pueden armarse... ambos tienen ganas de sudar los gatillos mientras el único sudor que le sale a la población es el del miedo.
¿Y ahora quién podrá defendernos? Porque las balas no tienen GPS y en medio de ese fuego cruzado quedarán niños, adolescentes, jóvenes, señoras del mercado, trabajadores honestos, enfermeras, periodistas, albañiles, vendedores, secretarias... en fin, todos los que usan el transporte colectivo.
La violencia está por dispararse a niveles que pueden ser incontenibles. En los últimos días hemos visto varios asesinatos de motoristas y cobradores. Si revisáramos las cifras de Medicina Legal cualquiera se asustaría.
Aquí ya no importa por qué causa nacieron las maras, o si es el sistema el que las alimenta con las injusticias sociales, o si hay mafias políticas ligadas a estos grupos y que los usan para desestabilizar y obtener ganancias electorales. No. Eso no importa. Lo que importa es que el mal desaparezca.
Lo primero que se le cruza a cualquiera por la mente es el término de la "limpieza social". Sin embargo, con la mente más fría los que tenemos vocación pacifista y democrática nos percatamos de que tal método lo único que lograría es entristecer más a la sociedad, bañarla de sangre, descuartizarla.

¿Y entonces qué hacer? Lo primero es descongestionar mentalidades y actitudes, abrir los escenarios de la voluntad política para unirnos como sociedad en contra de esta violencia.
Las marchas blancas funcionan en una primera fase. Se debe abandonar el miedo a la protesta y salir a la calle para demostrar con una actitud pacífica el deseo de terminar con este mal social.
Al mismo tiempo, las leyes deben ser acordes al mal que quieren evitar y sancionar. Ya hay que dejarse de politiquería malsana y aprobar, por ejemplo, medidas como la intervención telefónica con sus respectivos candados.
Además de un marco legal especial, las acciones ciudadanas puntuales en beneficio de estos grupos irregulares tienen que ir más allá de la mera propaganda gubernamental. No se trata de premiar a los mareros para destatuarles la violencia, sino de tenderles una mano como sociedad para incentivarlos a cambiar. Y el que no quiera por las buenas, pues entonces que se someta a la coerción legal.
Los planes de rescate deben ser eficientes. Las iglesias pueden tomar un papel protagónico en esta fase, para limpiar conciencias y enfocar conductas; pero la gente también necesita comer, y los tatuajes no deben ser un obstáculo para ofrecerles empleo a quienes estén en plena recuperación.
Buena parte de esto ya se hace, pero es a todas luces insuficiente.
Lo que se está demostrando es que las maras son muchísimo más eficientes para aglutinar a los jóvenes. ¿Será posible usar estas habilidades para construir un futuro juntos?
Se necesita creatividad para emplear estos liderazgos y enfocarlos hacia puntos positivos. Reunirse con los jefes de las clicas, plantearles un plan de país donde haya oportunidades para ellos, contratarlos para acciones grupales como la limpieza de la ciudad... y pagarles bien. Puede sonar tonto, peligroso, inocente. Es comprensible, el miedo doblega; pero el primer paso debe darse aunque en el camino se corrijan trayectorias.
Frente a esta amenaza el clamor social debe hacerse escuchar: ¿Dónde están los líderes que llamen a la no violencia? ¿Dónde están los monseñores? ¿Dónde están los políticos? ¿Dónde están los dirigente sindicales? ¿Dónde están los empresarios? ¿Dónde están los líderes estudiantiles? ¿Dónde están los líderes sectoriales?
¿Escondidos?

Si no salimos de la cueva del miedo vamos a padecer otra guerra, la guerra de la venganza.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

¿Y si no gana el FMLN?

Que Mauricio Funes lleve cierta delantera en las encuestas no significa que ya ganó. Son comprensibles los discursos triunfalistas que él y su partido mantienen, igual que las ínfulas que inyectan a su feligresía política.
Todos los partidos hacen lo mismo; hasta los enanos gritan a los cuatro vientos que vencerán en primera vuelta cuando apenas aparecen en las encuestas y sus números son inferiores al margen de error.
Lo peligroso en el caso del FMLN es la naturaleza de los correligionarios; porque son gente violenta.
Durante todos estos años, la dirigencia efemelenista ha alimentado el odio de sus partidarios a todo lo que no proceda del seno revolucionario.
Se les ha entrenado, y muy bien, en la lucha de clases, en ver al adversario como enemigo a muerte, en vetar todo lo que no proceda de sus filas. Y en creer a ciegas en lo que la comandancia dicta, sin lugar a discernimientos.
Con esa educación es muy comprensible que los arrebatos de violencia suplanten el debate, que las pedradas roben espacio a las ideas y que las descalificaciones "porque sí" secuestren a los argumentos razonados.
Lo han demostrado en diversas ocasiones. Por lo general tras las derrotas electorales, aunque también en periodos de meseta han anunciado que son un partido antisistema, que lo que no se consigue en la Asamblea Legislativa se logra en la calle.
Desde las bravuconadas hasta la acción, como cuando intentaron tomarse el hotel Radisson hace dos años y medio porque creían que se fraguaba un fraude electoral contra la candidata Violeta Menjívar.
Acciones como las de Meanguera, en Morazán, hace pocas semanas, siembran las dudas: ¿Y si no gana Mauricio Funes qué harán estos grupos? ¿Estarán dispuestos a aceptar los resultados con resignación?, ¿volverán a decir que hubo fraude?, ¿harán protestas incendiarias?
Sería interesante que los candidatos del FMLN aclararan esto. Porque las dudas no son gratuitas.
Los líderes efemelenistas tienen un gran reto histórico. Incitar a la violencia no cuesta mucho, sobre todo cuando la gente es resentida y mecha corta; sembrar la cordura es mucho más difícil, pero en con estos desafío es donde se conoce quiénes son demócratas y quiénes no.

martes, 25 de noviembre de 2008

¿Y usted es un títere de las encuestas?

El paso del tiempo y la ausencia de novedades son de los peores enemigos de las campañas proselitistas. La gente se cansa de escuchar críticas --de uno y otro lado-- y una táctica de guerra basada en el "salveque"* o los "lloriqueos" termina por desplomarse. Es ese cansancio, y no el genio de los candidatos. el que está cambiando los números de las encuestas. Eso, y que la gente no es tonta

ARENA alcanzó al FMLN en preferencias para elección presidencial. Es lo que dice la encuesta de Mitofsky que acabo de leer. La distancia está apenas a 1.5% y, aunque desconozco el margen de error, tengo casi la certeza que anda de 2.5 a 3 puntos porcentuales.
La lectura, entonces, es "empate técnico". Y esto no es campaña sucia contra el FMLN.
Pero como tampoco meto mis manos al fuego por Mitofsky, porque no los conozco, debo aclarar que los datos son nada más una referencia.
Sin embargo, frente a tirapiedras y sobalevas, una cosa es cierta: la brecha se está cerrando. Y no creo que sea por obra y gracia de las propuestas de cada partido mayoritario.
No. Yo creo que la distancia es cada vez más corta porque el efecto "Funes" ha comenzado a desgastarse. Porque así son las modas. Llegan con fuerza y se van igual, con rapidez.
No es por la campaña de ARENA, que me parece absurda en alguna de sus facetas; es, también, porque Mauricio Funes ya está padeciendo de lo mismo que ARENA ha padecido en muchas ocasiones: desgaste.
La pólvora se ha mojado: la gente comienza a cansarse de las críticas hacia el gobierno, casi ha llegado la hora de los aguinaldos, hay ofertas por todos lados, el mundo no se vino abajo como se preveía, el precio del petróleo se derrumbó y ahora hasta los más acabados se llenan la boca pidiendo la pantalla LCD más grande y gasolina súper en el tanque... "llenámelo pues".
El apocalipsis se vuelve a quedar en la Biblia y cuando hay cierta estabilidad el deseo de cambio es como segundo round en la cama: con menor fiereza y entusiasmo.

No es que Funes no pueda ganar. Por supuesto que puede ganar, porque el margen de error también se le puede aplicar en su beneficio y eso le daría 5 puntos de diferencia contra Ávila.
Sería de tontos creer que el FMLN está muerto por esta encuesta. Que nadie celebre en la trinchera tricolor. Ni siquiera "los pericones", esos que le cantan trinos a los candidatos con tal de conseguir un hueso en el próximo gobierno.
No, hay que ser conscientes de lo que se opina. Como decía ayer en una columna el padre jesuita José María Tojeira: "...Es importante que el ciudadano común pueda vislumbrar escenarios realistas de futuro. En parte para liberarse de miedos y paisajes apocalípticos, y en parte también para preparar la acción ciudadana".
Esta perspectiva de la encuesta de Mitofsky marca una tendencia de acercamiento paulatino entre los que realmente pueden ganar la presidencia (por favor, a los otros dos, no traten de darle paja a la gente. ¡No le insulten la inteligencia!), y lo más probable es que los candidatos de ARENA y del FMLN lleguen "cabeza con cabeza" al día de las elecciones.

Y será ¡vaya paradoja! el sector de los indecisos el que decida quién será el próximo presidente.
Espero de manera ferviente que al conocer estos números el FMLN no vaya a aparecer con el estúpido argumento que en El Salvador se están dando las condiciones para un fraude.
Los fraudes se dan en regímenes autoritarios, donde la palabra del gobernante es la ley; donde no se aplican los contrapesos al poder, donde no existe una vigilancia real de los partidos de oposición, donde la democracia ha sido mancillada una y otra vez.
Porque es lamentable que desde el más gato de los pelagatos hasta el más encopetado seudo intelectual de la izquierda salgan con la idiotez del fraude cada vez que las encuestas no les favorecen.
Fraude es el que ha sucedido en Nicaragua, donde el sandinismo violó la democracia de la manera más impune. Fraude es que Daniel Ortega no deje entrar observadores internacionales a las elecciones. Fraude es que el presidente de Nicaragua consolide por decreto los resultados electorales.
Ese es fraude, y el FMLN no ha tenido el valor para denunciarlo. Solo un idiota podría tragarse este doble discurso. Un idiota o un recalcitrante correligionario (valga la redundancia).
Y, por favor, reitero, que nadie haga fiesta en la casa de Rodrigo Ávila, porque así como van las cosas, el arenero pierde.
¿Y el ciudadano, qué debe hacer frente a las encuestas, que ya se van a venir con mayor frecuencia? Pues no dejarse intimidar, ni alegrarse tampoco; tomar las cosas con calma, no creer que la encuesta es lo que debe hacer.
Los resultados de una encuesta nunca deben marcar la decisión del votante, porque entonces la herramienta se volvería cerebro y eso, en una democracia, es terrible y peligroso.
El voto debe decidirlo usted, señor votante, no las encuestas. De otra forma estaríamos peor que los títeres (by the way).

* Salveque: de "salvequear", verbo del lenguaje cotidiano salvadoreño que significa asustar sin fundamento. Como cuando un ladrón roba con pistola de juguete.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Los "clase media" salvadoreños


La clase media salvadoreña está enfurecida con ARENA; detesta a este partido porque el gobierno que lo representa no ha tenido el valor para detener los abusos de la banca y de muchas grandes empresas.
La clase media espera un cambio, quiere un cambio. Tiene sed de venganza electoral. Ya no aguanta tantas deudas. Cree que ARENA es la culpable de todos sus males. No está satisfecha con lo que tiene. Confía en el sistema, pero quiere atreverse porque es temeraria por naturaleza.
Pero, sobre todo, la clase media tiene ganas de votar por Mauricio Funes, del FMLN, porque ve en ese acto la forma de hacer su revolución silenciosa, ejecutar su rebeldía impune.
Sin embargo, esa misma clase media que proyecta sus males y busca un culpable externo no puede lavarse las manos. No es inocente de sus problemas.



Los clase media son un barril sin fondo. Nunca están en paz, desde los que ganan $800 al mes hasta los que ganan $5 mil cada 30 días.
Es parte de su naturaleza. Siempre ven al vecino exitoso con envidia y se preguntan por qué ellos, siendo más inteligentes, mejor preparados y con mayores cualidades, no poseen tanto.
Si tienen un auto más o menos, quieren uno nuevo. Si tienen un Toyota Corolla buscan un Mazda 3. Si compran el Mazda 3 les entra el deseo de un Honda Civic. Si tienen el Civic ¿por qué no una camioneta reciente, o un BMW 325? Si consiguen el 325, por qué no un serie 5. Y si tienen el bendito 525, pues entonces son merecedores de una Mercedes Benz clase M (de preferencia la 500 y si es AMG, mejor). Y si por casualidad se pueden comprar las SUV de BMW, de Mercedes Benz, de Audi, de VW o las Pathfinder, 4Runner, las Ford y otras más del segmento... ¿por qué no aspirar a un Maserati 'con un poquito de esfuerzo'

Y así va la cosa. La clase media que gana más de 5 mil... pues a comprarse un jetski, la membresía del club aquel, la ropa en Miami ("Por Dios, qué cholerada es ir a la Gran Vía o a Multiplaza; ahí uno va a comer o al cine o a subir a los cipotes en el trencito")... o hasta un yatecito o un pequeño avión --usado, por supuesto, jamás un LearJet--.
Son un barril sin fondo. Desde comprarse la casa (de $80 mil para arriba, para no ser considerado "clase baja alta" hasta las que están en oferta y que valen $275 mil) hasta fiar el Rolex, pagar a plazos la piscina, enviar a los chicos a la Británica (mínimo), irse de compras a Panamá (los más rascuaches), de vacaciones a Orlando, aprovechar los viáticos para quedarse unos días más en Europa, comenzar a fumar puros Cohiba, Montecristo o Partagás (aunque añoran hacer el golpe y los Marlboro de antes); "chupar" SOLO Absolut, Stolichnaya, Zacapa Centenario (23 años, por favor, para que no los vayan a criticar si compran el de 15 años); tener una botellita de Zacapa Centenario XO (solo para ocasiones especiales "y ¡Ay de aquel pendejo que me vaya a pedir porque lo mando a comer mierda!").
Siempre buscan tener tranquila a la mujer para que les perdone las "canitas al aire".
A la encopetada esposa le dan las millas para que se vaya a Miami, que se compre la cartera Fendi, la billetera Louis Vuitton de $500, el lapicerito Mont Blanc que le gusta (aunque nunca escriba y, en el fondo, adore la tinta de los BIC), los lentes Gucci, las decenas de Zapatos ("por Dios ¿MD? no seas chavacán, de Anne Klein o Nine West para arriba"), los vestidos de Mango's ( "¿Zara? No seas cholero, dicen que hay una tienda de Adolfo Domínguez en Multiplaza ¿verdad?").
Mientras, al boladito hay que darle algo de dinero para las saliditas nocturnas; hay que tenerla bien, que se divierta. Ah, y se le ayuda porque se las quiere poner "talla 36 ó 38 papi... de todas formas van a ser para vos".
Pero también están hasta el copete de deudas. Tienen topadas las tarjetas, se las ingenian para buscar uno y otro crédito para pagarlas. Y le dicen a las secretarias que siempre digan que está en reunión con unos socios.
Creen que ARENA "y esos malditos areneros" son los culpables de su situación. "Por eso voy a votar por Mauricio, porque este sí va a tener los huevos de poner en su sitio a los banqueros de mierda que me tienen así", repiten en las reuniones de los viernes.
De ellos son estas frases:
"No, yo no soy el culpable de estar hasta el cuello, si uno para eso trabaja, para darse estos lujos ¿y entonces cuál es el chiste pues?
"Yo creo que al ganar Mauricio me van a rebajar las cuotas del carro, de los préstamos, de las tarjetas... ¿por qué? porque va a poner orden en este país. No sé exactamente cómo, pero creo que es tiempo de que alguien haga algo por mí. Puta, man, necesitamos a alguien que nos defienda
"No, hombre, si son pajas eso de que van a imponer el comunismo aquí y de que van a hacerle los mandados a Chávez. Mirá, yo creo que el Mauricio va a mandar, hombre. No creo que se deje meter a tanto hijueputa rojo en los ministerios. Esos son cuentos de pajaritos preñados de este gobierno para que tengamos miedo.
"Pues sí man, ¿entonces me vas a servir de fiador? Brother, es que me quiero comprar un terrenito en la playa y me quiero cambiar la camioneta, con estas ofertas que están poniendo ahora. Te lo juro, hermano, no te voy a dejar colgado. Es que la mujer me está jodiendo.
"Cómo ¿que por qué no ahorro mejor el aguinaldo" Con todo respeto, brother, no me jodás. Si ya vienen las fiestas, y los regalos, y las salidas a comer al Angus; no alcanza. Además, me quiero dar una Sig Sauer vergonísima que he visto.
"¿Que por qué no me calmo? Ah, no, man, con todo respeto, yo mi nivel de vida no lo cambio. Si para eso he trabajado".

viernes, 21 de noviembre de 2008

El chero impresentable


El FMLN y su candidato Mauricio Funes se están comportando con Nicaragua igual que como usted lo haría con un amigo que se emborracha como bolito chuco en una fiesta, comienza a bailar en una mesa, insulta al anfitrión, trata de orinarse enfrente de todos y, para terminar de arruinar la cosa, se declara maricón.
Lo menos que usted diría de él es que es su amigo. Trataría de huir de su presencia, no vaya a ser que quiera con usted (en caso que el amable lector sea hombre), e intentaría no volver a encontrárselo jamás.
Pues lo mismo hacen los efemelenistas, con su delfín a la cabeza, con la situación nicaragüense, donde los sandinistas han cometido el histórico atropello a la democracia de robarse las elecciones municipales.

Ahora, los ex comandantes guerrilleros salvadoreños y su candidato prêt-à-couture se hacen los desentendidos sobre lo que su compadre nica --impresentable por básico-- ha hecho contra la democracia.
El sandinista no solo prohibió la entrada de observadores electorales internacionales, sino que también acaba de declarar por decreto la validez de unos comicios que toda la oposicióm ha tildado de fraude porque simplemente los números no calzan. Tanto no calzan que el candidato a la alcaldía de Managua, el ex boxeador Alexis Argüello, sacó más de 50 mil votos por encima de los que ganó el mismísimo Ortega en las presidenciales de 2006.
Aparte, el sandinismo sacó a la calle a las turbas violentas que han sitiado a la capital, que la han emprendido a golpes, balazos, pedradas y puñaladas contra todos los que no están a favor de ellos. Incluso, varios periodistas han resultado heridos, uno de ellos corresponsal de El Diario de Hoy de El Salvador.


Y cuando se le pregunta sobre esta situación a los líderes del FMLN, ahora dicen que es algo que le toca responder a Ortega. ¿Acaso no se pueden expresar sobre un sistema democrático de un país vecino, con el cual han tenido relaciones durante la guerra, en la paz y que tendrán que mantener en caso ganen las presidenciales?
¿Acaso no deben ser firmes en sus respuestas los líderes del FMLN cuando aspiran a cargos públicos? La sociedad merece conocer lo que realmente opinan, y no conformarse con las migajas de opiniones que deslizan ante la insistencia de los periodistas.
Cuando Mauricio Funes ejercía el periodismo aplicaba con fiereza la insistencia ante los entrevistados ¿y por qué ahora trata de no responder con claridad, irse por las ramas y, para terminar de arruinar la cosa, decir que mejor le pregunten sobre otros temas?
El FMLN y el sandinismo han sido uña y carne. El sandinismo gobierna Nicaragua. El FMLN podría gobernar el Ejecutivo en 2009. ¿No merecemos acaso saber cómo van a ser estas relaciones y cómo valoran lo que está haciendo Daniel Ortega y sus seguidores después de los comicios municipales del pasado 9 de noviembre?
Si se les pregunta sobre Nicaragua es por la relación que han mantenido y mantienen con el sandinismo. Recuerdo bien cuando ha venido Daniel Ortega a las celebraciones electorales del FMLN. Recuerdo también que tanto el sandinismo como el farabundismo son socios de la petrolera venezolana.


Es memorable la escena aquella en la que el comandante sandinista rinde honores al cadáver de Schafik Hándal, a la usanza de la más rancia tradición soviética.
Tienen muchas cosas en común. Son amigos. Los salvadoreños merecemos estar seguros de con quién nos estamos metiendo.
Lo que pasa es que Funes y el FMLN tienen miedo de salir enlodados con la pestilencia histórica que está provocando Daniel Ortega.
Y no está mal. Pero ¿por qué no abjuran entonces del "tío avergonzante"? ¿Por qué no lo reprochan en público y se desligan totalmente de él? ¿O es que acaso no les causa tanta vergüenza? ¿O es que acaso comparten conductas?

jueves, 20 de noviembre de 2008

¿Se parece el FMLN a la Coca Cola?


¿Sabía usted que si la alcaldesa de San Salvador resulta reelecta no será porque los ciudadanos aprueban su gestión? ¿Increíble verdad? Pero es la verdad. Las mediciones internas del FMLN, y las encuestas de algunos medios de comunicación lo ratifican.


La señora Violeta Menjívar marcha abajo en las preferencias electorales respecto del partido al que pertenece. Es decir, la gente va a votar por el FMLN, no por la alcaldesa Menjívar ¡y tampoco por la decisión del FMLN de lanzarla de nuevo a la contienda!
La política es extraña, incomprensible a veces; ilógica y hasta peligrosa. Pero es así.
¿Y por qué la gente va a votar por alguien cuya gestión no aprueba? O porque es voto duro, irreflexivo, leal hasta la muerte... o porque quiere venganza.
Un amigo mío, oligarca confeso, tiene total seguridad de que va a ganar el FMLN; su lógica es aplastante: la gente se hartó de ARENA. Y por más que le pongan al mejor de los candidatos contra el diablo mismo, va a seguir votando por el FMLN.
¿Y eso es racional? No, claro que no, tan irracional como poner a un candidato no por las cualidades que le adornan, sino por creerlo un despersonalizado títere que va a hacer lo que se le ordene.
¿Y así vamos a avanzar como país? ¿Así vamos a elaborar nuestra brújula histórica que va a enrumbarnos hacia el desarrollo?
El valor de las marcas se consolida por la calidad de los productos, y si bien la parte subjetiva juega siempre un papel de gran importancia, al final de cuentas el peso de lo comprobable sigue marcando el paso.
La Coca Cola, por ejemplo, vale billones porque su sabor es agradable. Google vale miles de millones porque su servicio es increíblemente eficiente. Microsoft vale miles de millones porque sus productos tienen aceptación mundial. Kodak, Canon, Hewlett Packard, Pepsi, Colgate, Sony y muchas otras marcas valen billones porque lo que producen y ofrecen sirve a la cotidianidad del ser humano.
¿Y la marca FMLN por qué vale? ¿Por su tradición? ¿Por su eficiencia como gobierno? ¿Por los planteamientos que soportan todo tipo de embates? ¿Por la viabilidad inexpugnable de sus promesas? ¿Porque ha demostrado que es capaz de cumplir lo que promete? ¿O es que solo vale por ser diferente a la marca "ARENA"?
¿Y la marca ARENA por qué vale? Hágase las mismas preguntas que con la marca farabundista. Al final, con sus respuestas, podrá usted catalogar qué tipo de "cliente" es.
¿Y entonces en qué se parece el FMLN a la Coca Cola? ¿En la espuma? ¿En ser una opción refrescante? ¿En que es nociva si se toma en abundancia? ¿O en que simplemente no es la Pepsi Cola?

miércoles, 19 de noviembre de 2008

¿Y este es tu sueño o tu pesadilla? II

Porfirio, el vigilante, lleva el pecho a punto de estallar. Va corriendo por la alameda Roosevelt, en San Salvador. A pocas cuadras se escuchan tambores, griterío de la multitud y varios morterazos.
El estruendo se mezcla con las canciones que retumban en los altoparlantes y, mientras la noche comienza a caer, Porfirio siente que se le va a salir el corazón.
Sufre una mezcla de alegría, emoción, nerviosismo y ganas de llegar a la prolongación de la calle Arce.
Dobla la esquina cerca de una gasolinera, pasa frente a varios jóvenes que le gritan pero no se detiene. A pocos metros está la puerta. Su lugar de trabajo.
Casi le dan ganas de llorar. Y cuando se encuentra con Filomeno, su compadre del alma, vigilante también, no puede contenerse.
--Compadre, compadrito del alma --le dice con mucha emoción-- hoy sí compadre.
--Puta compadre, hoy sí la metimos doblada.
--¡Les dimos verga Filo, les ganamos papito! ¡Te lo dije! ¡Diosito nos quiere, cerote!
--¡Si, hombre, la gente no es pendeja! ¡Hoy sí papá, ni con ese hijueputa pudieron ganarnos! ¡Yo te lo decía, no puede ser que cayéramos en manos de esos hijos de puta comunistas. Hoy sí hasta el Mayor debe de estar celebrando en el cielo!
--Gracias a Diosito lindo, Filo, la virgencita no nos desamparó. Esta vez sí voy a ir a la misa. Puta, hoy se me ha quitado un gran peso del alma; te lo juro Filo, yo sentía que ya la andábamos cagando... puta, qué alegría siento compadrito!
La escena se desarrollaba frente a la sede partidaria de ARENA apenas pasadas las 10 de la noche de ese domingo de elecciones.
La segunda ronda había crispado los ánimos en unos y en otros, en los farabundistas y los areneros. Se habían agarrado a golpes en varias ocasiones, sobre todo en los pueblos y las denuncias sobre fraude habían sido el corrillo cotidiano en las afueras de los centros de votación.
Porfirio terminó de llegar, se mezcló entre la multitud y se fue directo a la bodega. Puso la mochila en el suelo, sacó la pistola, revisó el chifle, montó el seguro y respiró hondo.
Volvió a ver hacia el techo, le dieron ganas de llorar. Besó la estampita de San Judas Tadeo que siempre llevaba en una de las bolsas de atrás del pantalón y se le quedó viendo a la foto de su amado Mayor.
--Hoy sí les dimos verga, mi Mayor. Misión cumplida. Estos hijos de puta de aquí no pasarán.
Abrió la mochila, sacó la pachita y la dejó a la mitad. --A su salud, Mayor. ¡Presente por la Patria!

***********

Lorenzo estaba atento a la televisión cuando se dio cuenta de la noticia. Sintió un hueco en la boca del estómago y tragó saliva para hacer pasar el malestar.
No lo podría creer. Las noticias se sucedían y aunque cambiaba de canal el dato seguía siendo el mismo: ARENA mantenía una tendencia de ventaja que con el 45% de las actas electorales contabilizadas indicaba que el próximo presidente de El Salvador sería el ingeniero Rodrigo Ávila.
Lorenzo se puso la camisa, cerró la puerta de su cuarto y salió a la calle. Del bolsillo de la camisa sacó un Delta mentolado, lo encendió y le pegó una chupada larga, muy larga. Cuando terminó de sacar el humo sintió que el celular vibraba.
En un movimiento instintivo lo abrió y se lo llevó a la oreja, sin ver el ID caller.
--¿Sí?
--¿Lorenzo?
--Ajá
--Soy la Pringuis, vos
--Ah, sí, decime.
--¿Ya te distes cuenta?
--Puta, sí, nos dieron verga hasta por debajo de la lengua. Hoy sí la cagamos de lo lindo.
--A la puta culero, vos sí que te apendejás.
--¿Cómo?
--Nos han güeviado la elección, cerote.
--No hombre, nos dieron verga a las cabales.
--Te lo estoy diciendo, los compas de las mesas nos han pasado unos datos paloma. Venite a la cueva que vamos a montar una acción de calle. Traete el mortero porque hoy sí van a sonar los plomazos.
--¿De verdad, Pringuis, nos güeviaron el triunfo?
--Te lo estoy diciendo, estos areneros de mierda no se van a salir con la suya.
--¿A donde nos juntamos?
--En la cueva, apurate que ya vamos a salir.
Lorenzo se dio prisa, tomó la bicicleta y se puso el .38 en la parte de atrás. Sintió el frío del metal cuando la punta del cañoncito le rozó una nalga.
La cueva era el sitio donde se reunían siempre que montaban una acción de calle. Era el sitio favorito de Lorenzo desde que había conocido a La Pringuis, la temible Pringuis. Nadie se le escapaba. Donde ponía el ojo ponía la...
Apretó el paso y mientras bajaba una calle del centro alcanzó a escuchar y a ver los fuegos artificiales. "Cerotes", dijo para sí.
Cuando llegó, los compañeros ya habían salido. Iban a tomarse el Tribunal Supremo Electoral y, de paso, tirar unos morteritos cerca de Metrocentro.
El Payulo dirigía la operación. La Pringuis era el cerebro detrás de la acción.
El grupo era grande, unas 200 personas. Comenzaron a gritar consignas desde que salieron, agitaban banderas y algunos hicieron disparos al aire.
--No sean pendejos muchá, guarden los tiros.
Lorenzo los alcanzó a pocas cuadras y comenzó a mezclarse entre ellos. Trató de divisar a la Pringuis pero no pudo verla. Es que estaba de noche.
Le pasaron el mensaje de que se preparara. Que esta noche iba a ser histórica. Se tocó el cuete y escuchó a unos compañeros que platicaban entre sí mientras aceleraban el paso.
--Dice Pico de águila que esperemos indicaciones --dijo uno de ellos, que Lorenzo reconoció pese al pasamontañas. Era Mauricio, experto en las molotov, ladrillo seco en las lides del alcohol y un empedernido lector de Benedetti.
--Yo digo que le entremos con todo de una vez --respondió el otro, un larguirucho jovencito que todos conocían. Era Remberto, universitario de siempre, fanático del Alianza, abstemio, bueno para los escopetazos, madridista a morir, excelente hijo y amante del verso libre. También fumaba Delta, "el cigarro del pueblo, de los pobres, de los proletarios".
Lorenzo siguió avanzando. Los morteros que lanzaban eran más frecuentes y la algarabía crecía como espuma.
Cuando llegaron cerca del Tribunal Supremo Electoral se toparon con el primer retén. Eran los policías antidisturbios.
Lorenzo agarró la pistola y comenzó a gritar. "Nosotros somos el pueblo y venimos a reclamar nuestros derechos". "Nos han robado esta elección". "Viva Schafik Handal". "Viva Mauricio Funes". "Funes sí, Ávila no". "El pueblo, unido, jamás será vencido". "Gorilas, hijos de puta, los estudiantes somos vergones".
De repente, Lorenzo sintió que algo le pasaba silbando encima de la cabeza. A los pocos segundos vio pasar a la Pringuis a la carrera, con una 45 en la mano. "Hoy sí nos vamos a darnos verga, Lorenzo. Buzo papá", le dijo. Él apenas alcanzó a escuchar su nombre cuando una nube comenzó a envolverlo.
Los ojos se le irritaron con el gas. Comenzó a toser con ferocidad mientras un policía se puso frente a él. Le tiró un macanazo que por pura suerte logró esquivar.
"Retrocedan, es una orden. Retrocedan o vamos a aplicar la fuerza", gritaban por el megáfono los policías. Las bombas de gas lacrimógeno estallaban una tras otra. La zona se había vuelto un pandemonio.
En muchos otros puntos del país comenzaba a vivirse un caos igual. Las principales ciudades comenzaban a arder.
Lorenzo esquivó otro golpe, mientras la Pringuis descerrajaba un potente balazo contra el agente que había atacado a su Lorenzo. La bala le rozó la oreja al policía y Lorenzo aprovechó para derribarlo con una patada en el estómago. Varios policías se le vinieron encima pero La Pringuis, Remberto, Mauricio y otros compañeros los mantuvieron a raya.
Un helicóptero llegó a la escena y comenzó a iluminarlos con los faroles de luz blanca. Lorenzo alcanzó a ver al policía que estaba tirado en el suelo; tomó el revólver y le apuntó a la cara.
"Esto es por el pueblo, hijueputa", le espetó.
La mano comenzó a temblarle mientras en una oficina cercana, un anciano se acercaba a un político y le decía: "Salí a la calle, aceptá la derrota, que si no, este pueblo va a estallar. Acordate que Lula ganó a la cuarta. Vos estás destinado a ser presidente".
El político estaba como en trance. Apuró el trago de whisky, le dio una chupada al cohiba churchiliano y respondió: "Todavía es pronto para preocuparse, esperemos el próximo conteo".

En otra oficina cercana, otro político salió del baño. La habitación apestaba a tabaco. Había como 20 personas que charlaban, reían y contaban anécdotas recientes. "Miren muchachos --les dijo--, me acaban de decir que los terengos están aventando balazos".
--Saquemos las tanquetas y reventemos a esos hijos de puta --dijo uno de los militares retirados que se caía de borracho.
Alguien encendió el televisor. Se escuchaba el himno nacional. Luego, el llamado a cadena nacional. Era para avisar que se declaraba estado de sitio, que todo el mundo se resguardara en sus casas. Hubo llamados a la paz, a la democracia, a aceptar la decisión popular. El pueblo se había expresado.
--Sáquenme a este hijueputa ya --les dijo el político. Lo sacaron al instante.
Lorenzo no aguantaba el ardor en los ojos, amartilló el arma y volvió a decirle al policía: "Se te llegó el día arenero de mierda, ai me saludás al hijueputa de tu mayor".
Sonó un disparo.
En el helicóptero, Francisco sacó el aire de sus pulmones.
--Objetivo derribado --dijo por la radio.
--Contestame, Lorenzo, contestame --gritaba La Pringuis en medio del desparpajo.
Lorenzo no pudo oirla.
--Asesinos --gritó enfurecida mientras vaciaba el cargador ante el grupo de policías.
Dos segundos más tarde, Francisco volvió a decir --Objetivo derribado. Ya van dos.

***************

Una semana después, en la sala de editores de un matutino salvadoreño, el jefe de Sucesos leía la pauta del día. "Vamos a llevar una paginita del entierro con una croniquita de color. Tal vez los compañeros de Política nos pueden echar la mano con algunas reacciones".
Nadie respondió.
Un avión privado despegaba a esa hora con 12 personas a bordo. Iban de vacaciones. A la isla. Ya pasarían esos cinco años. Era necesario planear el contraataque.
Porfirio vio el reloj. Eran las nueve de la mañana. Hora de salir. Se fue a la bodega a recoger la mochila. Volvió a besar la estampita de San Judas, se echó la mitad que le quedaba en la pachita, se puso el arma en la cintura y volvió a ver la foto. Sonrió y cerró la puerta. Ya sentado en el bus seguía tarareando la cancioncita que no se le podía despegar: "Tiemblen, tiemblen, comunistas, porque el pueblo ha despertado; ha entendido, ha entendido, quien es el enemigo..."

martes, 18 de noviembre de 2008

El silencio del acecho



Los dirigentes históricos del FMLN han adoptado una sospechosa conducta de silencio ante los temas de interés público en la agenda periodística. La importancia de sus respuestas estriba en que, como aspiran a cargos públicos, la ciudadanía debe saber lo que sienten, opinan, piensan y esperan hacer quienes buscan el poder, un poder que impactará de manera directa en toda la población


Daniel Ortega, el presidente sandinista de Nicaragua, ganó las elecciones porque supo mantener la boca cerrada.
No daba entrevistas a los medios. Aparecía poco. Se alejaba de los temas candentes y mantenía un silencio sepulcral que tenía la poderosa intención de no causar miedo.
Ortega, que ya había hundido una vez a Nicaragua, volvió a causar confianza entre los nicaragüenses; no los llevó a punta de pistola a las urnas. Ellos solos llegaron y le otorgaron su confianza.
No se acordaron de todas las fechorías que había causado. No se acordaron de las devaluaciones de la moneda; no recordaron el descalabro social y económico. No lo recordaron porque su memoria estaba saboteada por los desmanes de los gobernantes de la derecha ideológica que habían sucedido al comandante. Y porque Daniel no abría la boca.
Desde la salida del comandante guerrillero del poder hasta su retorno habían pasado 16 años, justo los que han transcurrido desde la firma de los Acuerdos de Paz de El Salvador.
Ahora, en El Salvador, el FMLN y su delfín Mauricio Funes ya no causan miedo. Mejor dicho, Funes no causa miedo. Con su verbo poderoso, aunque esté diciendo mentiras, atrapa al auditorio. Sucedió hace poco en una reunión de empresarios, a los que cautivó con su discurso y les hizo tambalear la intención de voto.



El FMLN se ha dado cuenta del enorme potencial que tiene el discurso de su candidato a la presidencia y, de manera muy sagaz, está escondiendo a los líderes tradicionales, a los que sí pueden causar temor en los votantes.
El FMLN está usando el mismo ardid de su compadre nicaragüense.
Por esa táctica de guerra política es que ahora los periodistas escuchamos frases como “Mire, prefiero no opinar de eso” y “Esa es una decisión soberana”, vertidas por dirigentes de la más rancia tradición en el partido farabundista.
Han llegado al límite de la mentira cuando dicen “Disculpe, no estoy informado” al referirse a temas tan pero tan públicos que todo el mundo los ha escuchado.
La estratagema del silencio les ha dado buenos réditos.
Ahora, la imagen que tiene la población cuando se le menciona el FMLN es la de Mauricio Funes, y no la de quienes realmente mandan en el partido.
Pero Mauricio Funes no es todo el FMLN. Él es solo una persona.
Si el candidato izquierdista llega a ganar la presidencia en 2009 va estar rodeado por decenas de miles de efemelenistas.

Las grandes decisiones que le competería tomar tendrán una fuerte carga “de opinión” de los más enconados enemigos del sistema democrático; el partido ha dejado claro que se dispone a “colaborar” en esos grandes temas.
Y la miríada de decisiones cotidianas las van a tomar los efemelenistas de siempre. No los Amigos de Mauricio, no los efemelenistas de pensamiento moderado. No, van a ser las mismas personas recalcitrantes.
Esto no es una infusión de temor. Es la verdad, basada en la lógica elemental.
¿O acaso usted cree que los empleos públicos van a quedar en manos de quienes están ahora? Es obvio que van a poner a su gente. Y esa gente es la que va a ejercer día a día la cosa pública.
¿Está usted de acuerdo con que eso suceda? Si está de acuerdo, OK, tranquilo, vaya a votar por el FMLN. Está en su sagrado derecho.
Pero si tiene una duda, una tan sola duda, lo invito a reflexionar: ¿Vale la pena votar por Funes cuando detrás de él están los líderes históricos del FMLN?
El silencio que están empleando los dirigentes farabundistas tiene demasiado contraste con las frases que ellos mismos han dicho apenas hace dos o tres años: “Somos un partido antisistema”, “Vamos a llevar la lucha a las calles”, “Venezuela es nuestro modelo”, “No al TLC”, “Mi comandante se queda” y otras por el estilo.
¿Se les pueden creer los actuales silencios, sobre todo cuando se trata de temas de interés público? Es importante conocer la opinión que tienen sobre estos temas porque están aspirando a cargos públicos, y como tales, la ciudadanía debe estar segura de a quién le va a otorgar el poder.
Por eso es que les preguntamos. Y sabemos también por qué callan.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Palabras claras


Muy equivocados están los políticos que piensan que el salvadoreño raso está esperando escuchar astralidades para decidirse a darles el voto.
El votante normal no es adicto a las presentaciones majestuosas de las plataformas políticas.
Tampoco es fanático de frases encopetadas. Si los aplaude es porque integra el “voto duro” o porque por no quedar como ignorante se hace el que sabe... o porque le pasa como a los que tararean canciones en inglés y solo entienden algunas palabras.
Opino que al votante le gusta que le hablen de tú a tú. No por sobre los hombros; aunque tampoco le agrada ver el ridículo que adoptan algunos políticos para “ponerse al mismo nivel” con tal de hacerle sentir que es parte de su círculo. Tonterías como ir con sombrero a los pueblos “para confundirse con los campesinos” mientras se usan Rolex, Patek Philipe, botas de 800 dólares, jeans de $160, camisas Polo, cinchos Ferragamo, aros de lentes Cartier y billeteras Louis Vuitton.
Al final de cuentas, a la gente le gusta que le digan las cosas claras. En vez de decirle que se va a hacer un pacto con el sector empresarial para ampliar la recaudación y reducir el hueco fiscal, y que ese pacto no implica el incremento del abanico impositivo, la gente quiere frases como: “Vamos a platicar con los empresarios para convencerlo de que paguen los impuestos, y esa negociación no significa que vamos a poner más impuestos”.
Al votante tampoco hay que tratar de apantallarlo con aquello de que “es preciso invertir más en las instituciones de carácter social para fortalecer las satisfacciones, percepciones y seguridades vitales en un Estado de Derecho donde se proyecta la construcción de un sistema democrático acorde con las exigencias del mundo moderno y amparado en los más férreos valores de libertad, tanto individual como colectiva, para poder transitar en la ruta del desarrollo que nos transportará hacia el imparable crecimiento como nación”.
A la gente hay que decirle que es necesario darle más dinero a los ministerios de Salud, de Educación, a la ANDA, a Obras Públicas... para que el pueblo se sienta apoyado por su gobierno y que el dinero de los impuestos se regresa en obras, y que ese sentimiento nos permitirá tener mejores condiciones para avanzar como país. Simple. Sencillo.

Sin embargo, más allá de las turbulentas frases que sirven para enredar a la gente, el votante también está esperando cosas de fondo.
No le hablen al ciudadano, políticos, de construir un sistema democrático fuerte, de fortalecer las instituciones, de aumentar la credibilidad en el modelo socioeconómico. No le hablen de economía social de mercado, de liberalismo, de neoliberalismo (?) o de aplicar el músculo a la normativa preventiva y punitiva o de tanta palabreja.
Bajen de la nube y ofrezcan (o firmen compromisos, pues) ponerse los pantalones para castigar a los agiotistas de cuello blanco. Díganle a la gente que no van a permitir más robo por parte de los bancos. Que van a castigar a los prestamistas injustos. Que van a perseguir a los mareros para meterlos presos. Que van a convencer a los empresarios para que no paguen sueldos de hambre, y de que van a buscar buenos trabajadores para los empleos del sector público. ¡Y eso no es comunismo! Es justicia. El ser humano está antes que el mercado.
Hablen de que van a hacer más carreteras, de que van a tapar más hoyos (no de que van a ampliar la red vial, ¡Por Dios, la gente no anda con un diccionario bajo el brazo!), de que no se le va a subir el precio al pasaje...
Cosas reales y en el lenguaje real del pueblo.
Por favor, decirle a la señora de la venta de sopa de patas que habrá ampliación de la cobertura educativa y que se escalará en la parte cualitativa es prácticamente un insulto. Mejor díganle que va a haber más escuelas, más aulas, más profesores y que la calidad de la educación va a ser mayor porque van a poner tales y tales materias, por citar un caso.
¿Y cuál es la importancia de hablarle al pueblo en un lenguaje claro? La importancia es que ese pueblo va a entender mejor, va a tomar sus decisiones con un mayor criterio, que no se va a dejar embelesar por frases bonitas, o por discursos que parezcan convincentes.
Hablarle así a la gente es parte de la responsabilidad de los políticos.
Y usted, Juan Pueblo, pregunte cuando no entienda algo. Cuestione. Y el que lo mire mal, pues es un idiota que no merece su apoyo en las urnas.

viernes, 14 de noviembre de 2008

¿Y este es tu sueño o tu pesadilla? (I)




El día después.
Han pasado las elecciones y el conteo de las papeletas ha sido rápido. Una victoria para la izquierda ha vuelto a poner a El Salvador en la agenda noticiosa internacional. Mientras decenas de miles celebran el triunfo, otras decenas de miles lloran la derrota. En el silencio de la intimidad, otros sienten cierto cosquilleo. ¿Hice bien? ¿Fue lo correcto? La siguiente es solo una de las dos escenas que el país vivirá después de las presidenciales. La segunda escena vendrá pronto


************
Son las seis de la mañana y este lunes las cosas amanecen normales. Los buses hacen atascos en el centro de San Salvador. Las familias se preparan para salir de casa. Algunos padres todavía soñolientos llevan a sus hijos a los colegios.
Los diarios casi se terminan de vender. En los canales de televisión se preparan los sets para las entrevistas con analistas, o con los candidatos ganadores.
Todo parece normal. Pero no está normal. No es un lunes cualquiera.
Anoche las multitudes se embriagaron a rabiar; gritaron consignas, lloraron por los que murieron en “busca de un mejor El Salvador”, sonaron los guaraguao, se elevaron las voces de triunfo, los candidatos llegaron un rato para departir con los enardecidos seguidores, se ovacionó una y mil veces a monseñor Romero; los grupos de música se empacharon con todas las rolas habidas y por haber, corrieron ríos de cerveza; dos que tres se pelearon y después se dieron un abrazo revolucionario. Los dirigentes lanzaron emotivos discursos; hicieron un enlace telefónico con el presidente Hugo Chávez y con el “ex presidente” Fidel Castro. Las calles se poblaron de autos que pitaban, se agitaban banderas rojas. Miles y miles de voces repitieron hasta el cansancio que el pueblo unido no fue vencido.


No, no es un lunes normal.
Al otro lado de la ciudad, el vigilante de la sede partidaria de ARENA está cansado. Por la noche algunos areneros se fueron tarde. Aparte, en la madrugada pasaron varios carros con gente del FMLN gritando y chiflando la vieja. “Hoy sí perdieron areneros hijos de puta; ladrones, asesinos, se les llegó el día. Viva el FMLN, socialismo o muerte; hoy la vamos a desquitar; ya van a ver cabrones” y otros insultos parecidos.
El vigilante no les hizo mayor caso. “Pendejos”, dijo para sus adentros, mientras algunos jóvenes respondían con “Tu madre hijueputa comunista, bajate pues; patria sí, comunismo no... el que ríe de último ríe mejor cerote”.
La gente que ayer fue a votar ahora está tranquila. Reposada. La cólera ha comenzado a bajar. Algunos de ellos se sienten mal, se sienten como traidores; pero al mismo tiempo un pensamiento los consuela: “Se lo merecían estos pendejos ¿quién putas los manda a ser así pues?”.
En la dirigencia arenera se han citado para las 11 de la mañana. Anoche tomaron whisky con agua mineral. Algunos lloraron. Otros andaban cabizbajos. “Esta es la democracia, compadre. Ni modo”, dijeron algunos. Los “compadres” solo respondieron con movimientos de cabeza.
“No hombre, es que la cagamos con el candidato”. “Fijate que no, la regada fue esta maldita crisis mundial”. “Puta, si estuviera el Mayor esto no habría pasado”. “Hoy, a socarla, papá”. “Hombre, se cumplieron las palabras del Mayor, que dijo que ARENA iba a estar en el gobierno 20 años”. “Mirá, no jodás, el desgaste... es normal”.
Más de alguno salió con expresiones de rabia. Se acusaba a cualquiera, desde el presidente hasta el fulanito aquel que nunca se apartó de la campaña, cuando él era el clavo. Hubo de todo.
El vigilante estaba cansado y sólo quería irse a dormir.
La gente sigue con su vida.
En la dirección farabundista han comenzado a darse reuniones. Hay que preparar el gabinete cuanto antes. Ha comenzado el corre corre para conseguir un puesto. “Muchachos, hay que preparar los currículums”. “Hoy sí, el pueblo ha vencido”. “Vamos a programar una gira de agradecimientos”. “No nos olvidemos de Schafik, compadre”. “Mirá, y por qué no organizamos una caravana”. “¿Y crees que venga Fidel a la toma de posesión?”. “Preparemos los listados de compas que van a trabajar en los ministerios”.
Los planes dentro del FMLN no han hecho más que comenzar. Los gobernantes electos han salido a dar discursos conciliadores. Activaron las relaciones internacionales para irse de gira. “Hay que visitar a Obama”. “Miren, no le den paja a la gente. Primero los primeros”. “Los trabajos no son millones”. “Calmemos a la broza pues”. “Vamos a dar prioridad a la gente histórica, muchá”.
En Casa Presidencial han comenzado a hacer las maletas. Se preparan las hojas de vida para enviarlas a las empresas.
En los ministerios hay un clima de muerte. Todo el mundo anda apagado.
Al otro lado de la ciudad, la fiesta sigue.
En las calles de San Salvador las trabazones han comenzado a apretar.
La vida sigue igual. Pero no será igual. Lo que quedará como si nada son las deudas, los intereses por pagar. Se avecinan tiempos de tribulación.
El vigilante mira el reloj y prepara su maletita. Se va a casa.
El pueblo está a las puertas del destino que se ha trazado. ¿Habrá valido la pena?
Antes de abordar el bus, el vigilante alcanza a observar los titulares de los periódicos: “Gana Mauricio”, “Funes presidente”, “FMLN obtiene triunfo en las elecciones”.
No, este lunes no es normal.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Profecías políticas II


El viejo político no mostraba mayor emoción en la voz. Estaba acostumbrado a las batallas y a las derrotas. Hacía ya varios años había salido del partido que ayudó a fundar y, buscando el bien morir, estaba mirando los toros desde la barrera.
— Mire ¿y para qué quiere reunirse conmigo?
— Pues para ver un poco la situación política.
— ¿O sea que ahora soy analista pues?
— Eeeeh, pues la verdad es que se trata de tener un panorama.
— Y cual panorama, si la cosa ya está consumada. Nos van a dar verga. ¿O cree que vamos a ganar?
— Yo más bien creo que va a haber segunda ronda.
— Pues qué optimista es usted. No, mire, yo ya me salí de esas cosas. Y por cierto, le mando saludos a los que nos están grabando esta conversación.

Un click fue la respuesta final a la solicitud de una reunión. Tras escucharlo comencé a pensar en este artículo. La decisión de escribirlo llegó hace pocas horas, después de leer un correo electrónico de un amigo mío, para quien las cartas ya están tiradas y nada puede hacerse. Él opina que el FMLN va a vencer en la primera vuelta de las presidenciales.
Yo no opino lo mismo.
Creo, sí, que Mauricio Funes (candidato del FMLN, principal partido de oposición, ex guerrilla) tiene enormes posibilidades de ganar el primer round de los comicios, pero que no será suficiente para ganar la presidencia del país porque no tendrá más del 50 por ciento de los sufragios.
Los tres, mi amigo, el viejo político y yo anclamos nuestras percepciones tal vez en los mismos arrecifes: encuestas, versiones de líderes de opinión, chismes de gente informada, trackings partidarios y ese tufillo que se siente en el ambiente y que nadie sabe describir con precisión. Tal vez sea una especie de “sudor social” o los humores de esa masa viviente que se llama comunidad. Exudaciones que bien pueden indicarnos las intenciones de la gente.
Pero más allá de eso es puro instinto.
Sin embargo, para nadie es extraño que estas elecciones serán muy diferentes a las que hemos vivido desde 1989, cuando ARENA llegó al poder Ejecutivo.
Esta vez, el FMLN no causa los mismos temores que en años anteriores y la consigna del cambio ha tenido mucha permeabilidad en la población.
Otro factor importante será el voto de los jóvenes, quienes por su carácter rebelde podrían apoyar al candidato de izquierda aunque no conozcan un ápice del programa de gobierno que ha presentado por escrito, que al final es el que vale.
Yo creo que habrá segunda ronda porque el triunfalismo que ha venido predicando y sintiendo el FMLN ya pasó la etapa de meseta y no puede durar tanto.


Porque el entusiasmo electoral es como la erección post orgásmica en un adulto mayor. Y hay que tomar en cuenta que hacen falta cinco meses para el día de las presidenciales.
El fervor de las masas se alimenta de las novedades, un ingrediente que cada vez será más escaso en la receta del farabundismo.
Además, y en esto parecen no reparar los partidos, las elecciones de enero van a proveer resultados sicológicos, ya sea para aplastar al perdedor o para que la bestia herida se imponga y lance sus más terribles zarpazos.
Ambas cosas pueden suceder. Y dependerá del grado de madurez de los dirigentes partidarios, de su sagacidad política, de su autocontrol y de las alianzas que puedan forzar con los partidos minoritarios.



Por eso, que a nadie le extrañe que el perdedor de la primera vuelta presente antes del segundo round un gabinete integrado por miembros de otros partidos, y lo ofrezca como un “Gobierno de Unidad” donde no imperan los colores partidarios sino la visión de país.
Me parece que ARENA tiene mayor capacidad de atracción y consenso y eso le podría ser de gran beneficio para una segunda vuelta.
Además, entre gitanos no nos leamos la mano. El votante indeciso, que es el que al final dará el triunfo, vota de acuerdo a cómo siente su bolsillo en la semana previa a las elecciones. Y hay que recordar que se votará el 15 de marzo, cuando recién han pagado... y seguramente el gobierno debe tener ases bajo la manga para que la clase media no se sienta tan ahorcada.
Podría, por ejemplo, lograr un acuerdo legislativo para elevar a 2 mil dólares el deducible de la renta por salud y educación. Con vigencia de un año.
O podría elevar las pensiones, dar aumento de salarios a los empleados públicos y hacerse acompañar en estas medidas por parte de los empresarios.
Así que el triunfalismo es peligroso, atrevido, tonto, aventurado como la seguridad del hombre adulto que se lanza a la reconquista con los restos de su virilidad después de una explosión de amor.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

En los brazos del desierto (a ritmo de jazz)



Cada vez que aterrices y te persignes porque todo salió bien, no olvides elevar una plegaria por aquellos que en el desierto, sin visa pero con los sueños en alto, tratan de construir su futuro


La muchacha estaba cabizbaja. Tenía vergüenza e impotencia. Era de noche, pero las mortecinas luces de algo servían para ver la escena. La muchacha hablaba suavecito. El muchacho también. No lloraban, pero la tristeza se les notaba a pesar de la penumbra.
La muchacha sentía dolor. Acababan de violarla cinco hombres. Él no lloraba, las lágrimas se las había tragado mientras profanaban el cuerpo de su esposa. La muchacha era su esposa. Los dos habían sido rescatados de unos matorrales.
El sueño, partido; la conciencia también. Iban para Estados Unidos. Yo estaba haciendo un reportaje sobre los inmigrantes. Cuando conocí su historia sentí escalofríos. No tuve valor de entrevistarlos. Lo que supe fue porque uno de los policías me lo contó.
Los habían hallado en el monte, ella lloraba entonces. A su esposo lo habían mantenido a raya los cuatro secuaces, con machetes, mientras el quinto consumaba el delito. A cada embate se les hacía un callo en el espíritu.
Nunca volví a saber de ellos, tampoco de los que iban en el tren de polizones, ni de los que se tiraron en la madrugada cuando la mole de acero se detuvo; tampoco de los que compartieron conmigo un almuerzo en las aceras de aquel pueblito fronterizo.
Lo que sí sé es que los salvadoreños se siguen marchando para Estados Unidos. Nada nuevo. Nada sorprendente.
Lo triste es que el fruto de su esfuerzo se diluye en El Salvador.
Las remesas que llegan como palomas con ramas de olivo se transforman en serpientes constrictoras que entumecen al que se quedó, lo aíslan de la vida productiva, lo someten y vuelven un ingrato haragán.
Hace un tiempo varios funcionarios visitaron las fronteras donde pasan miles de hermanos salvadoreños rumbo a su american dream. Y cuando uno de ellos vio y se percató de los peligros expresó una frase que no olvido “Si los salvadoreños se dieran cuenta de eso, apreciarían más el dinero que les envían sus familiares”.
La paradoja es que esas remesas, que tanto ayudan a nuestra economía, se vuelven un enemigo de la productividad.
Es tiempo de sembrar conciencia en los mantenidos. Y enseñarles a pescar. Desde las instancias gubernamentales se pueden hacer campañas para que los haraganes inviertan el dinero, que lo hagan crecer para tener un mejor nivel de vida.
Resulta curioso, por ejemplo, que la zona oriental sea una de las que más se queja de la situación económica del país, pero es ahí donde más remesas llegan, tantas como los nicaragüenses y hondureños que suplen a los salvadoreños en labores agrícolas.
Los familiares de quienes con tantos esfuerzos se han marchado a buscar su sueño, ahora duermen la injusta siesta de la holgazanería.
En esta época de campaña proselitista bien harían los candidatos a la presidencia al promover iniciativas en este sentido.
Es muy probable que si a los dólares sudorosos que llegan se le aplica trabajo, la población dejará esa hipocondríaca percepción de que todo se va al carajo.
Dicen que Confucio decía que a los hijos hay que criarlos con un poco de hambre y un poco de frío.
Tal vez esa misma enseñanza podría aplicarse a los parásitos.
Tal vez así la gente no se quejaría tanto.
Tal vez así haríamos honor al cada vez más falso calificativo de trabajador que le empapelan al guanaco.
Y sin embargo hay intentos suaves. Muy suaves. Tan suaves como las palabras de la muchacha cuando le narraba su desgracia a los policías mexicanos. Tan tímidos como las miradas que, de vez en vez, lanzaba el esposo al periodista que tampoco se atrevía a entrevistarlos.

martes, 11 de noviembre de 2008

¿Se atreve a cambiar?



No hace falta ser consultor político para saber que en toda campaña proselitista la oferta del cambio es indispensable para convencer a los votantes.
Desde Barack Obama hasta el candidato del más mísero pueblito de Somalia predican el cambio porque saben que todo el mundo tiene esta aspiración; es parte de la naturaleza humana.
Los cambios se desean porque uno está insatisfecho con lo que tiene. Hasta los niños quieren cambios en sus cereales de colores.
Y al no estar satisfecho, pues lo más sencillo es desear que las cosas sean distintas.
Los salvadoreños no estamos satisfechos con lo que tenemos; de otra forma ARENA estaría 20 puntos arriba del FMLN.
Sabemos y sentimos que las cosas están mal o que pueden estar mejor. Y estamos frente a la oportunidad de dictar un cambio con la llegada de las elecciones de 2009.
Pero ¿a qué tipo de cambio aspiramos los salvadoreños? ¿Un cambio con pocos matices? ¿Un cambio radical? ¿Un cambio de sistema? ¿Un cambio de personas? ¿Cambiar solo para experimentar lo contrario a lo que tenemos? ¿Cambio de partido para saber si es cierto todo lo que se dice del FMLN? ¿Cambio responsable?
Antes de elegir una de las respuestas es necesario hacer una reflexión, para que la decisión esté basada en la realidad.
¿Quién me ofrece un cambio como el que yo quiero? ¿Qué credenciales tiene esa persona para creerle que va a generar cambios en la dirección que yo aspiro? ¿Qué es lo que se necesita cambiar primero?
Una sociedad no cambia solo porque los gobernantes dicten medidas o elaboren y ejecuten leyes. Las sociedades cambian en la medida en que sus integrantes admitan y adopten esa necesidad.
Gran parte de las congojas que se ciernen sobre los salvadoreños tienen que ver con medidas erróneas que han tomado los gobernantes, tanto presidentes como diputados y alcaldes; pero también es cierto que muchos padecimientos son el resultado de las conductas, disposiciones y actitudes de las mismas personas.
Si el sueldo no le alcanza, por ejemplo, puede ser porque su patrono es un explotador de la peor calaña y le paga una miseria. Es cierto. Pero también puede ser porque usted no tiene sus finanzas ordenadas y mantiene un estilo de vida que no puede pagar.


Si yo intento comprarme el último modelo de BMW, lo más probable es que solo pueda pagar la prima y un par de cuotas antes de estrellarme contra la bancarrota.
Si usted compra juguetes electrónicos, lo más reciente en pantallas de LCD, un I phone, la más moderna computadora y un novedosísimo aparato de música para el carro, lo más probable es que tenga problemas financieros al poco tiempo. Salvo que gane más de $10K mensuales.
Si usted sale a comer a restaurantes caros todos los días llegará un momento en que su presupuesto estará desbalanceado.
Si no sabe usar las tarjetas de crédito, llegará a sentirse como en arenas movedizas y hasta el cuello.
¿Y una situación así es culpa del gobierno o del sistema? Lo más probable es que sea responsabilidad suya.
Esto no exime, sin embargo, a los que ostentan el poder. El poder debe servir para favorecer a la mayoría de la sociedad, para regular a los actores económicos y sociales, para dictar y aplicar leyes justas y para todos por igual. Para no permitir el coyotaje de cuello blanco y mancuernillas. Para defendernos de los lobos rapaces con cara de banquero.
Eso lo sabemos todos, pero pocos lo practicamos. Porque en este país, la cultura de la vivianada es la actitud cotidiana. Y algunos funcionarios han ocupado sus cargos para beneficio propio, en detrimento de la comunidad.
El principal problema de los salvadoreños es el económico. Y el dolor de cabeza es que no nos alcanza el sueldo para el nivel de vida que deseamos.
¿Somos realistas? ¿Es culpa del sistema que tengamos este nivel de salarios? ¿Estudiamos lo suficiente para aspirar a un cargo bien pagado? ¿Tenemos la adecuada inteligencia y madurez para buscar cargos de dirección? ¿O ganamos poco porque no estudiamos? ¿Tenemos una familia grande porque no planificamos? ¿Estamos realmente trabajando en el área donde mejor podemos desarrollarnos? ¿Hacemos lo que mejor sabemos hacer? ¿Nos preocupamos por actualizarnos? ¿Somos positivos en nuestros empleos? ¿Nos hemos esforzado por conseguir un mejor trabajo? ¿Tratamos de hacer la milla extra?
Solo después de hacer estas reflexiones, con el cerebro, no con el hígado, es que podremos estar en la condición para emitir un juicio electoral.
Y en ese momento también tendremos herramientas para saber qué parte de ese cambio que buscamos puede ser realizado desde nosotros mismos.
Ningún candidato a cargo público podrá hacer cambios por sí solo. Necesitará del concurso de la comunidad para que la rueda avance en la dirección correcta.
¿Estamos dispuestos a cambiar? ¿Queremos ser parte del cambio? ¿O solo esperamos que los demás cambien?

lunes, 10 de noviembre de 2008

¿Y usted quiere que aquí pase lo que en Nicaragua?


No me refiero a si gana o no gana la izquierda recalcitrante. No, eso es decisión del pueblo y el pueblo tiene lo que se merece. Si elige basura, pues que disfrute su basura. Eso es democracia. La mayoría manda, aunque la mayoría sea imbécil.
No, me refiero a la violencia. A las avergonzantes escenas de batalla campal que se suceden en Managua, la capital nicaragüense, después de las elecciones municipales, donde el sandinismo y una mezcla de derecha nueva y derecha obsoleta se han enfrentado.
Ambos creen que les quieren arrebatar el triunfo. Cada uno tiene su propia verdad, su propia lógica, pero ninguno de sus argumentos puede ser apuntalado con la violencia.
Es absolutamente inaceptable que una niña muera a causa de las balas de la desesperación. No se acepta tampoco que le lleguen a atacar la casa al comandante Cero, ni que este salga con fusil en mano a disparar al aire para disolver al grupo. No se aceptan los heridos. No se acepta el fraude. Es inmoral que no dejen entrar observadores internacionales. La trampa electoral apesta siempre, venga de donde venga
Y todo esto está sucediendo en Managua, a 575 kilómetros de San Salvador. No es cuento. No es campaña sucia contra el FMLN. No es campaña de miedo para que la gente deje de votar por la izquierda.
Es tan real como cierto fue el ataque de una turba del FMLN contra la caravana del candidato de ARENA, Rodrigo Ávila, el viernes pasado en Meanguera, Morazán.
Y si hago la comparación es por algo básico, elemental, fácil de entender incluso a los que solo tienen un dedo de frente: El FMLN y el FSLN tienen raíces comunes, admiran a los mismos personajes, su ideología es calcada (por favor, no se comparen con Obama), persiguen los mismos ideales, tratan igual a los medios de comunicación... ¡hasta en el nombre se parecen!
Y lo que está pasando en Nicaragua puede suceder acá si los dirigentes, los líderes y los que mandan en los partidos no calman a sus bases, a sus borregos, a los que solo agachan la cabeza para obedecer.
Los “vivos”, que al final son los que ordenan, tienen la histórica obligación de calmar a los tontos. Porque si no lo hacen El Salvador va a arder.
Hay antecedentes, como cuando los grupos efemelenistas marcharon hacia el hotel Radisson, en San Salvador, después de las elecciones de alcaldes y diputados de 2006. Se están viendo los ejemplos como el del ataque en Morazán.
Yo no quiero ver a San Salvador como estoy viendo a Managua.
Yo no quiero ver las hordas del FMLN lanzando piedras y balazos a turbas de ARENA.
Yo solo quiero que en este país se abandone la estúpida forma de hacer política en la que sobrevive el instinto guerrillero, el tufo a pólvora y la pestilencia de pistolero.
Si en este país las cosas llegan a la violencia la culpa será de los dirigentes, tanto de los que han predicado el odio de clases desde hace décadas como los que se hagan del ojo pacho porque un tirito a cualquiera se le escapa.


Los que tenemos las manos limpias suplicamos paz.

Los salvadoreños honrados rogamos paz.

Los hombres con profunda vocación democrática ¡ordenamos Paz!

domingo, 9 de noviembre de 2008

Cultura de la vivianada


Los vivianes están en todos lados. Ningún país puede sentir exclusividad cultural sobre tan execrable vergüenza. Pero en tal triste carrera El Salvador está cosechando muchos puntos.
Los vivianes están desde las callejuelas de los mercadillos árabes, donde la calderilla se trata de vender a precios de obra de arte, hasta los restaurantes de El Salvador, donde cada vez es más evidente la truculencia con la que se busca engañar al cliente y asaltarle el bolsillo de la manera más impune.
Como los estafadores árabes no me afectan, esta vez la crítica va hacia los restaurantes y comederos salvadoreños. Ayer estuve, por ejemplo, en un restaurante especializado en mariscos, en una ciudad portuaria, donde he sido testigo de una reducción de calidad deplorable.
La mariscada, para el caso, estaba saturada de carapachos de jaiba, dos o tres camarones y las patas del pobre crustáceo para aparentar abundancia.


En otro restaurante capitalino se han inventado la gran novedad de los Lunch Ejecutivos, que en la teoría son para gente ocupada y cuya característica es la rapidez del servicio con cantidades moderadas para no causar indigestiones a los hombres de negocios; pero el vivián ha hecho de las suyas: un trozo de carne muy pequeño al cual agregan el viejo truco de la montaña de arroz y un enorme elote dulce. Se pervierte el concepto para satisfacer la vivianada del empresario.
¿O acaso no se ha topado usted con esos restaurantes donde le sacan un ojo por la bebida… ¡y al final lo que le traen es un vaso lleno de hielo con un chorrito de gaseosa o de té helado?
Y en otros sitios, con la paja de que es comida “gourmet” se sirven platos con cantidades tan pequeñas como que fueran para modelos esqueléticas.
Pero a la hora de cobrar son geniales. Un asalto.
La experiencia de los restaurantes, donde se cuentan por decenas las peripecias para bajarse al cliente, se extiende a otros negocios como los nuevos talleres para autos donde se ofrece gratis el alineado del carro cuando es solo un anzuelo para vender la reparación de muñones, tijeras y hasta las flechas de la dirección. Y le meten tal miedo al pobre cliente que al final de cuentas termina arrepentido de haber entrado al negocio.
Nada nuevo en El Salvador. Lo triste es que en vez de la eficiencia productiva se apela a la escuela de la vivianada para hacer crecer los negocios.
Pero como hay que ser positivos: estas situaciones son una oportunidad para que los defensores de los consumidores vayan más allá de los supermercados y gasolineras.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Secreciones políticas

El Tribunal Supremo Electoral de El Salvador debe actuar de oficio ante la violencia proselitista; de otra forma no será más que un fantoche en la percepción popular



Las chicas pervertidas raras veces pueden ocultar sus impulsos, aunque que se pongan ropa decente, usen zapatos de tacón bajito e inclinen la mirada ante unos ojos libidinosos, sedientos de pecado.

Las mujeres de la noche también tienen algo que las delata, desde las eternas ojeras hasta ese vistazo pícaro que atrapa cualquier golosina humana que pase por delante.

Igual le sucede a muchos políticos cuando llegan las épocas del combate electoral.
Ofrecen cielo y tierra, intentan blanquear sus sepulcros y muestran una cara de simpatía que haga sentir como miembro imprescindible del inner circle al más gato de los pelagatos.

Por desgracia así es. La hipocresía aflora en la campaña proselitista aunque siempre hay orillas de fustán que terminan apareciendo.

Por suerte, hay quienes se encargan de revelar al lobo feroz que se esconde tras las ropas de la abuelita; y gracias a esas acciones uno puede conocer intenciones o posibilidades.

Sucedió ayer. En un pueblo de Morazán, la caravana del candidato presidencial de ARENA, Rodrigo Ávila, fue detenido por un grupo de efemelenistas.
Estaban encapuchados, quemando banderas y camisetas de ARENA y lanzando consignas contra los adversarios.

Hubo pedradas y varios golpeados. Uno de los azuzadores, el coordinador departamental, dijo que no podía detener a sus compañeros ¡porque esa era una muestra espontánea del descontento popular!
Dijo también que la acción era la respuesta a una provocación. La provocación era que los areneros habían pintado propaganda en el sitio donde iban a hacer el mítin... y habían manchado la efemelenista.

Así son las cosas en El Salvador. Así seguimos viviendo las campañas políticas. No hay en el vulgo un debate de ideas, o por lo menos un “pleito sano”. No, la broza, la gatada, el voto duro deshace con las patas lo que con pudor intentan confeccionar las cuidadas manos sus líderes.

He escuchado a muchas personas decir que quieren que Mauricio Funes gane la presidencia, no tanto porque sea un ilustre estadista en potencia, sino porque se hartaron de ARENA, de sus petulancias, de las prepotencias de muchos funcionarios, de las malas y hasta de las buenas medidas.

Y están en todo su derecho de querer que ARENA salga del poder para darle la lección, para meterle entre ceja y ceja el balazo de la venganza. Para satisfacer la sed de escupirle la cara.

Sin embargo, opino que tal deseo de lastimar el ego prepotente debe ser contrastado con un profundo sentido de la responsabilidad.

Al ver actitudes como las de ayer en Morazán las alertas se disparan. Y no porque sean producto de la ridícula campaña del miedo que está montando ARENA. No, se activan porque se trata de hechos reales, no de montajes firmados por prestanombres.

La gente del FMLN, en su mayoría, son personas que se destacan por sus arrebatos de cólera. No dejan el tufo a pólvora. Muchísimos de ellos son salvadoreños resentidos, que no buscan el lazo que unifique a la sociedad hacia un bien común, sino el látigo para descargar los golpes del escarmiento y escuchar los deliciosos chasquidos de la vendetta.
Violencia pura. Ejemplos de lo que puede suceder.

Ante esta situación la fórmula farabundista debe pronunciarse con firmeza. Porque no se está exagerando, como ha pasado en otras ocasiones en que los areneros se han comportado como vírgenes dentro del baño de hombres de una cárcel; no, esta vez se trata de hechos.

Si no se detienen de raíz estos incidentes la sangre va a comenzar a correr.

El acto de ayer estaba bien planificado. Eso de que era “expresión espontánea” es más falso que aquella promesa que los hombres perversos le hacen a las jovencitas cuando intentan seducirlas y romperles el miedo de la primera vez.


Campaña sucia

jueves, 6 de noviembre de 2008

Cuestión de confianza

La confianza tarda en construirse, pero se pierde en un segundo. Y en cuestiones político-electorales el factor credibilidad es crucial


En El Salvador estamos entre la espada y la pared: ambos partidos mayoritarios (ARENA y el FMLN) poseen dos caras, la que genera confianza y la que no. Y dependiendo del ojo que los vea así será la decisión.
Por eso es que son tan necesarias las opiniones sin sesgo, las honestas, las que tienen las manos limpias.
Por ejemplo, ARENA ofrece la cara de la confianza cuando se mira el avance que ha tenido el país desde que tomó las riendas del gobierno. Hay mejor infraestructura en carreteras, el fluido de energía eléctrica casi nunca se corta, existe más y mejor inversión extranjera, tenemos una imagen crediticia confiable, hay más escolaridad, mejores servicios, una creciente clase media... en fin, diversas bondades.
Pero detrás de ese tejido sigue habiendo ausencia de políticas serias, sostenidas y potentes que mejoren sustancialmente el nivel de vida de los más pobres.
Por eso es que no le creen a ARENA cuando predica la justicia social, y le achacan que el tema lo ha puesto en un lejano lugar de sus prioridades en los últimos 20 años.


Por el lado del FMLN, la cara que podría generar confianza estriba en que han estado dentro del juego democrático, han participado en las elecciones, han aceptado los resultados y no se han ido a las montañas a hacer otra guerra.
Sin embargo, al farabundismo le cuesta crear confianza en temas como la tolerancia hacia quien piensa diferente, el apoyo a los préstamos, el silencio actual sobre temas polémicos relacionados con su padrino Hugo Chávez, el acercamiento con Estados Unidos, y la promesa de que no van a ir hacia el Socialismo del siglo 21 que predica con fervor el presidente venezolano y que las huestes rojas aclaman con tremendo entusiasmo.

La confianza, entonces, debe apuntalarse con hechos, no con palabras, no con discursos “pegadores”, no con estribillos guerreristas o, en el más ridículo de los casos, con las predicaciones de miedo al que son tan adictos los que nunca aprendieron a hacer política... de uno y de otro lado.
 

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