Ciro Granados, Periodista

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El Salvador

viernes, 14 de noviembre de 2008

¿Y este es tu sueño o tu pesadilla? (I)




El día después.
Han pasado las elecciones y el conteo de las papeletas ha sido rápido. Una victoria para la izquierda ha vuelto a poner a El Salvador en la agenda noticiosa internacional. Mientras decenas de miles celebran el triunfo, otras decenas de miles lloran la derrota. En el silencio de la intimidad, otros sienten cierto cosquilleo. ¿Hice bien? ¿Fue lo correcto? La siguiente es solo una de las dos escenas que el país vivirá después de las presidenciales. La segunda escena vendrá pronto


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Son las seis de la mañana y este lunes las cosas amanecen normales. Los buses hacen atascos en el centro de San Salvador. Las familias se preparan para salir de casa. Algunos padres todavía soñolientos llevan a sus hijos a los colegios.
Los diarios casi se terminan de vender. En los canales de televisión se preparan los sets para las entrevistas con analistas, o con los candidatos ganadores.
Todo parece normal. Pero no está normal. No es un lunes cualquiera.
Anoche las multitudes se embriagaron a rabiar; gritaron consignas, lloraron por los que murieron en “busca de un mejor El Salvador”, sonaron los guaraguao, se elevaron las voces de triunfo, los candidatos llegaron un rato para departir con los enardecidos seguidores, se ovacionó una y mil veces a monseñor Romero; los grupos de música se empacharon con todas las rolas habidas y por haber, corrieron ríos de cerveza; dos que tres se pelearon y después se dieron un abrazo revolucionario. Los dirigentes lanzaron emotivos discursos; hicieron un enlace telefónico con el presidente Hugo Chávez y con el “ex presidente” Fidel Castro. Las calles se poblaron de autos que pitaban, se agitaban banderas rojas. Miles y miles de voces repitieron hasta el cansancio que el pueblo unido no fue vencido.


No, no es un lunes normal.
Al otro lado de la ciudad, el vigilante de la sede partidaria de ARENA está cansado. Por la noche algunos areneros se fueron tarde. Aparte, en la madrugada pasaron varios carros con gente del FMLN gritando y chiflando la vieja. “Hoy sí perdieron areneros hijos de puta; ladrones, asesinos, se les llegó el día. Viva el FMLN, socialismo o muerte; hoy la vamos a desquitar; ya van a ver cabrones” y otros insultos parecidos.
El vigilante no les hizo mayor caso. “Pendejos”, dijo para sus adentros, mientras algunos jóvenes respondían con “Tu madre hijueputa comunista, bajate pues; patria sí, comunismo no... el que ríe de último ríe mejor cerote”.
La gente que ayer fue a votar ahora está tranquila. Reposada. La cólera ha comenzado a bajar. Algunos de ellos se sienten mal, se sienten como traidores; pero al mismo tiempo un pensamiento los consuela: “Se lo merecían estos pendejos ¿quién putas los manda a ser así pues?”.
En la dirigencia arenera se han citado para las 11 de la mañana. Anoche tomaron whisky con agua mineral. Algunos lloraron. Otros andaban cabizbajos. “Esta es la democracia, compadre. Ni modo”, dijeron algunos. Los “compadres” solo respondieron con movimientos de cabeza.
“No hombre, es que la cagamos con el candidato”. “Fijate que no, la regada fue esta maldita crisis mundial”. “Puta, si estuviera el Mayor esto no habría pasado”. “Hoy, a socarla, papá”. “Hombre, se cumplieron las palabras del Mayor, que dijo que ARENA iba a estar en el gobierno 20 años”. “Mirá, no jodás, el desgaste... es normal”.
Más de alguno salió con expresiones de rabia. Se acusaba a cualquiera, desde el presidente hasta el fulanito aquel que nunca se apartó de la campaña, cuando él era el clavo. Hubo de todo.
El vigilante estaba cansado y sólo quería irse a dormir.
La gente sigue con su vida.
En la dirección farabundista han comenzado a darse reuniones. Hay que preparar el gabinete cuanto antes. Ha comenzado el corre corre para conseguir un puesto. “Muchachos, hay que preparar los currículums”. “Hoy sí, el pueblo ha vencido”. “Vamos a programar una gira de agradecimientos”. “No nos olvidemos de Schafik, compadre”. “Mirá, y por qué no organizamos una caravana”. “¿Y crees que venga Fidel a la toma de posesión?”. “Preparemos los listados de compas que van a trabajar en los ministerios”.
Los planes dentro del FMLN no han hecho más que comenzar. Los gobernantes electos han salido a dar discursos conciliadores. Activaron las relaciones internacionales para irse de gira. “Hay que visitar a Obama”. “Miren, no le den paja a la gente. Primero los primeros”. “Los trabajos no son millones”. “Calmemos a la broza pues”. “Vamos a dar prioridad a la gente histórica, muchá”.
En Casa Presidencial han comenzado a hacer las maletas. Se preparan las hojas de vida para enviarlas a las empresas.
En los ministerios hay un clima de muerte. Todo el mundo anda apagado.
Al otro lado de la ciudad, la fiesta sigue.
En las calles de San Salvador las trabazones han comenzado a apretar.
La vida sigue igual. Pero no será igual. Lo que quedará como si nada son las deudas, los intereses por pagar. Se avecinan tiempos de tribulación.
El vigilante mira el reloj y prepara su maletita. Se va a casa.
El pueblo está a las puertas del destino que se ha trazado. ¿Habrá valido la pena?
Antes de abordar el bus, el vigilante alcanza a observar los titulares de los periódicos: “Gana Mauricio”, “Funes presidente”, “FMLN obtiene triunfo en las elecciones”.
No, este lunes no es normal.

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