Ciro Granados, Periodista

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El Salvador

martes, 13 de enero de 2009

El heredero inapelable de Schafik


El FMLN no ha abandonado la idea de ir hacia el socialismo. No lo digo yo. No lo dice la campaña de ARENA. No lo dicen los críticos del FMLN. No lo dice el pelagatos de enfrente de su casa que se cree un sabio en política. No lo dice el Banco Mundial. No lo dice el Coena. No lo dicen las transnacionales. No lo dicen las mineras. No lo dicen los analistas. No lo dicen los areneros, ni los arenazis ni todos aquellos a quienes los efemelenistas obtusos (valga la redundancia) le achacan los males del país y hasta el hambre del perro callejero.
No. Que el FMLN sigue en ruta al socialismo lo ha dicho el mismísimo "Ramiro", el hombre al que le hacen los mandados en el FMLN. Ramiro Vásquez en la guerra, José Luis Merino en el DUI. El empresario, el que ordena en el FMLN por una simple razón: es el encargado de llevar dinero a las arcas rojas.
Y me alegra mucho que lo haya dicho, porque hombres así es que se necesitan en El Salvador para tener claras las cosas.
Yo diría que el señor Merino es la verdadera reencarnación de Schafik Hándal, heredero inapelable de quien no se andaba con rodeos para declararse ateo y comunista (vuelvan a valer la redundancia) para cubrir con sonrisas tapadas de gazmoña la verdad de su profesión política.
El señor Merino es un hombre de principios claros. De ideas concretas. No se anda por las ramas para atrapar a los indecisos. No. Asume con valor lo que otros intentan ocultar bajo la falda.
En una entrevista de hoy, martes, en La Prensa Gráfica, Merino dice lo siguiente ante un periodista:

P: ¿El plan de gobierno es entonces el plan de Mauricio (Funes)?
R: Es el plan de Mauricio.

P: ¿Implica que no es un gobierno que va hacia el socialismo?
R: No va a ir hacia el socialismo.

P: ¿Significa que el partido renuncia a sus postulados?
R: El partido no pierde su carta de principios, su sueño socialista; ese es nuestro sueño, va a llegar un día y vamos a trabajar siempre por él, pero por ese modelo de socialismo que la gente escoge, por el que la gente vota, que gane el corazón de los salvadoreños, de los ciudadanos.

Cuando leí estas palabras comprendí, de nuevo, que el FMLN está presentando en esta campaña electoral una interesante postura multifacética.
Por una parte muestra el rostro fresco de un Mauricio Funes que tiene gustos de burgués, discurso de pobre, gestos de monseñor Romero y una admiración pública por ideologías de izquierda moderada (Brasil, Lula; Chile, Bachelet).
Por otra parte, esconde al candidato a la vicepresidencia, Salvador Sánchez Cerén, cuyo aroma ideológico ahuyenta a los salvadoreños democráticos pero sirve como una eficaz feromona para la masa enardecida de resentidos.
Y, por otra parte, el FMLN saca a la luz pública, en una tercera dimensión, al feroz guardián del más rancio decálogo ochentero: Merino.
Con estas palabras --todo el mundo tiene derecho a defender lo que cree-- el hombre fuerte del farabundismo deja claras las cosas. No hay dónde perderse.
Y resulta curioso que sea siempre "Ramiro" quien aparezca poniendo los puntos sobre las íes. Lo hizo en una entrevista con el semanario digital El Faro en la que dejó para la historia las siguientes palabras: "El FMLN es un partido antisistema... no es un partido pluralista ni debe serlo".
Dice la Biblia: "El que tenga oídos para oír, que oiga". Los abuelos, en los pueblos y cantones, rematan con su sabiduría popular: "El que por su gusto muere, que lo entierren parado".

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