Ciro Granados, Periodista

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El Salvador

viernes, 2 de enero de 2009

El regreso a la responsabilidad


Las vacaciones son esperadas porque implican un desahogo del ritmo "normal" y porque nos permiten ciertos abusos para vivir una especie de fantasía que, desafortunadamente, finaliza pronto.
Han acabado las fiestas de Navidad y Fin de Año y ahora llega el festín de los acreedores. Las tarjetas de crédito, los préstamos que se comenzaban a pagar en enero, los artículos que se compraron en almacenes y casas comerciales... en fin, hay que comenzar a responder por nuestras decisiones comerciales.
También llega el momento de pagar matrículas, inscribir a los chicos en el colegio, comprar útiles y a vivir de acuerdo a lo que previó: cartera vacía o dinero guardado.
A la resaca de la temporada se suma, para terminar de atribularnos, la urgencia de tomar grandes decisiones políticas. Sí, porque todos tomamos decisiones políticas al escoger a quienes decidirán por nosotros para manejar la ciudad, hacer leyes y dirigir el país.
Todo eso se junta en los primeros meses, cuando el entusiasmo de un nuevo año se mezcla con los aprietos financieros para producir ese agridulce brebaje que debemos tomar sí o sí.
Y es en estas situaciones cuando aflora la "madera" de cada individuo; es en estas incómodas coyunturas cuando la sociedad como ente vivo define la gran apuesta, el gran mapa que seguirá para su desarrollo.
Las buenas decisiones son el primer paso a tomar en esa ruta del bienestar social. Decisiones que deben trascender el "fácil" impulso del temperamento para dar paso a la fuerza de la razón. Pero una razón anclada en una reflexión a conciencia, no solo en la capacidad adquisitiva del momento.
De nuestras decisiones dependerá el futuro para nosotros y para nuestros hijos. Suena muy trillado pero es así de simple.
Y en el tema de los pagos a bancos y otros acreedores: no se olvide de hacerlo con disciplina. No deje de pagar porque el sistema lo puede enviar a la cárcel de DICOM, de donde es muy difícil salir.
Y recuerde que usted y su familia tienen un honor que mantener: no vaya a ser de aquellos que aparecen en los criticables listados de "malapaga" que se publican en los diarios y después tenga que andar mintiéndole a sus amistades diciéndole que quien aparece en la lista negra es un homónimo.

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