Si va a votar por el FMLN no importa, vote por el FMLN. Si va a votar por ARENA no importa, vote por ARENA. Es su sagrado derecho. Pero vote porque está convencido de su decisión.
Convencido de que ese o aquel partido son el que lleva al mejor candidato, el que presenta mejor plan de gobierno, el que tiene más fuertes credenciales administrativas o la más idónea credibilidad de acuerdo a su trayectoria.
Pero si vota con el hígado, sólo por castigar a una o a otra fuerza política, lo más probable es que termine equivocado.
Por votar con el hígado, que causa tanto cóleras como miedos, es que se ha parido el monstruo de la polarización que tanto daño causa al desarrollo colectivo salvadoreño.
El hígado electoral no es un buen consejero, porque anula la reflexión profunda y devalúa el equilibrio a la hora de juzgar.
Por culpa del voto de la venganza es que no se ha podido hacer crecer un ambiente partidario donde existan más opciones viables.
Y si su problema es que no quiere votar por el perdedor, sino por el que dicen las encuestas que va a ganar, hágalo, no hay problema, pero hágalo convencido de que los encuestados son los que tienen la razón.
Ya es hora de que sea nuestro intelecto el que tome las decisiones. Si seguimos votando con el hígado vamos a continuar con esta deplorable cultura cívica que tenemos.
¿Que enero y marzo de 2009 son la gran oportunidad para cambiar? Es cierto. Pero cambiemos, no seamos borregos. Suficientes mediocres y vendidos tenemos en nuestra sociedad como para seguir engrosando el redil de los idiotas.
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