Ciro Granados, Periodista

Mi foto
El Salvador

miércoles, 17 de septiembre de 2008

El sucio mercado de los votos

En los pasados comicios de Costa Rica fui asignado a la cobertura de ambas rondas electorales.
El clima me pareció tranquilo, hasta aburrido. Pero cierta tarde, mientras las autoridades electorales hacían el conteo de los sufragios visité una concurrida calle del centro de San José.
Apostados, en un lado de la vía, estaban los seguidores de Ottón Solís; al otro, los simpatizantes y correligionarios de Óscar Arias. Ambos bandos contrarios. Acérrimos adversarios en las urnas.
Y yo, periodista que había visto ya varias elecciones en El Salvador, pues lo menos que esperaba eran insultos de una parte a la otra.
El insulto más grave que escuché fue que un seguidor de Arias le dijo a un contrario "Cara de coyote". No sé lo que significa eso en Costa Rica, tampoco me molesté en averiguarlo; pero no se necesita mucho seso para entenderlo.
En la calle, rodeados por representantes de ambas fuerzas partidarias, los vehículos transitaban con fluidez. Cada cual llevaba enhiesta la bandera de su partido y en algunos casos, no pocos, había autos que llevaban ambas. ¡Y no porque fueran indecisos! sino porque pueden convivir ambas posturas sin derramar sangre.
Caminé y mientras llegaba la noche ví a un grupo de policías que se desplegaron cerca de un parque josefino; le dije al fotoperiodista que nos acercáramos a la zona porque podía "haber algo".
Nada.
Todo tranquilo. Serio, el policía se percató de mi llegada a su lado y le pregunté:
— Oiga ¿y por qué están ustedes acá?
— Pues para que no haya desórdenes.
— ¿Y qué es lo que podría pasar?
— Pues que venga uno de estos y le diga una sarta de improperios al del bando contrario.
¡Dios mío! Eso era lo peor que podía pasar. Nada de pedradas, nada de balazos, machetazos o, por lo menos, unas cuantas trompadas.
Cuando le comenté al policía que en El Salvador la campaña llega hasta las agresiones físicas el tipo abrió los ojos, me miró como a bicho raro y replicó: "Pues no, mire, aquí no pasan esas cosas". Giró la vista y volvió a verme, segundos más tarde, con la extrañeza de una chica a la que le habla un pretendiente que ella detesta. Sí, con esa mirada en la que se frunce la nariz, el labio superior y el ceño.
Ayer recordé esta escena cuando me di cuenta de lo que había pasado en Soyapango. Con el diablito Ruiz azuzando a sus legiones para que se opusieran a la reparación de la calle solo porque la iba a hacer gente del bando contrario.
Y al otro lado, la candidata a alcaldesa haciéndose la víctima y diciéndole a los periodistas que ella había gestionado esa obra como vicegobernadora y no como aspirante al puesto del diablito.
Los votantes no somos estúpidos, señores estrategas de los partidos. Nos damos cuenta de que cada movimiento que esconden bajo la sombrilla del beneficio a la comunidad es un anzuelo para convencer a los que no están convencidos... o que dicen no saber por quiénes van a votar.
Esto parece un sucio mercado.
¡Y todavía nos preguntamos por qué los ticos no se sienten centroamericanos!

No hay comentarios:

 

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner