Ciro Granados, Periodista

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El Salvador

jueves, 11 de septiembre de 2008

La farsa de la pinta y pega

Los brillantes asesores de los partidos no son tan brillantes. Creen que los ciudadanos, los que votamos, nos vamos a tragar la estafa de que están en contra de la pinta y pega después de que pintaron medio país y que no han despintado los postes.
Claro, después de haber manchado a mansalva, dicen que están en contra de tal práctica y con eso creen haber limpiado el escupitajo a la inteligencia.
Otra: como dicen que no van a seguir manchando los postes se las han "ingeniado" para colocar banderitas... como que si el salvadoreño no estuviera consciente de que el concepto de "pinta y pega" va más allá del estricto significado de estas dos palabras.
Hay formas mucho más contundentes para penetrar en la conciencia del votante. En una democracia que está creciendo, el uso de colores en postes y paredes se vuelve menos necesario.
¿O es que por ver una bandera o un color pintado en un poste o una pared usted va a tomar su decisión el día de las elecciones?
¿Imagina usted la siguiente introspección?: --Ahora que acabo de ver el poste pintado terminé de decidir por quién voy a votar.
Las elecciones se definen pocos días antes de la fecha. Incluso, algunos lo definen hasta que están cerca de la papeleta. Y dudo mucho que en el momento de la suprema decisión la pinta y la pega jueguen un papel fundamental.

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