Ciro Granados, Periodista

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El Salvador

lunes, 6 de octubre de 2008

Decisión primaria

Nunca se puede quedar bien con todos. De tal manera que sea quien sea el candidato a la vicepresidencia, Rodrigo Ávila deberá distanciarse y hasta pelearse con alguno de los grupos de presión. ¡Pero que se defina!

De que a Rodrigo Ávila lo están presionando para que nombre a tal o a cual persona como su candidato a la vicepresidencia no cabe duda alguna.
Los grupos de poder (sí, en plural) que se han acercado al candidato para imponer a su delfín están enfrentados y el aspirante a la presidencia parecería estar en un perverso sandwich, donde cualquier movimiento que haga terminará afectando a uno o a otro.
¿Y mientras eso pasa, qué se le dice al pueblo? ¿Que no hay prisas? ¿Que ya va a estar? ¿Que están analizándolo? ¿Que son tres los de la lista purgada? ¿Que no, que son cuatro?
Por favor, el pueblo no es estúpido. Cualquiera se da cuenta de que no se ha nombrado candidato a la vicepresidencia porque Ávila está decidiéndose a quién va a afectar por fin con su elección.
Porque si bien desea dar la impresión de ser libre, tampoco es tonto como para lanzar a mi primo segundo que vive en las montañas de Polorós.
El tema del vicepresidente, que en campañas anteriores ha pasado en el más vergonzoso de los olvidos, ahora reviste de una especial importancia porque implicará una señal que muchos están esperando.
No es que el vicepresidente vaya a ser una gran figura en el mandato, en caso que gane ARENA, lo cual es posible contrario a lo que muchos piensan, sino que en su elección se verá el grado de independencia de Rodrigo Ávila... de independencia y de inteligencia.
De esa decisión se desprenderá si el candidato arenero hará lo que le dicte su conciencia o si es simplemente un monigote.
El peligro es que el tiro le salga por la culata y aquello de “ser un títere” que se le endilgaba al candidato de los farabundistas se vuelva una escupida hacia arriba.
La decisión primaria de Ávila, por el otro lado, significará otra cosa: la posibilidad de desprenderse del fantasma del continuismo y sentar la base para que la gente crea que la suya es una oferta de cambio real.
Como tampoco se trata de inventarse el agua tibia y de abandonar, por el simple hecho de abandonar, lo que se ha hecho bien en estos gobiernos, la cosa se vuelve peliaguda.
Rodrigo Ávila está entre aceptar o no aceptar la candidatura de Arturo Zablah.
Se dice en ciertos pasillos que a Zablah lo trata de imponer el círculo cercano al presidente Antonio Saca.
Pero también es cierto que Zablah tiene sus atributos que le pueden resultar atractivos a un candidato que lleva una tendencia de despegue de avión de hélice... y monomotor.
Entonces la decisión se vuelve difícil, porque si acepta a Zablah le dejará a algunos sectores la impresión que se dejó torcer el brazo por la argolla presidencial; aunque a otros les parecerá que se decidió por el ex ministro de Economía porque era el que más le puede ayudar a sumar.
Mientras eso sucede... las ansiedades se desbordan.
Mientras eso pasa, las señales que da el candidato son de una indecisión espantosa, de la que sufren quienes no deberían llamarse líderes.
¿Y así espera que la gente le crea el él va a mandar si gana la presidencia? ¿Y así espera conquistar a los votantes indecisos?
Frente a esta situación me pregunto: ¿Que acaso Zablah es el único que puede ser el candidato a vicepresidente? ¿No será acaso un producto de los medios o de agendas escondidas?
Seguramente no es el único candidato, pero como Rodrigo Ávila se ha enconchado y en vez de hablar directo a la población anda más preocupado por aprenderse libretos y opinar y hacer las cosas “by the book”... entonces es que la incertidumbre crece. Y los votos se pierden.
Sugerencia: que tome el liderazgo de una vez por todas, que sea él mismo, que deje de andar prestando tanta atención a los seudoespecialistas en comunicación y que le diga las cosas a la gente como a la gente le gusta: claro y pelado.
Sugerencia 2: que por lo menos dé el perfil de las personas con quienes ha hablado para levantar menos suspicacias.

PD: Por las actitudes del equipo de campaña y del candidato mismo más pareciera que ARENA es la oposición. ¿O es que ya tiraron la toalla y nada más están haciendo la pantomima?

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://i35.tinypic.com/ne9t07.jpg
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