Ciro Granados, Periodista

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El Salvador

lunes, 13 de octubre de 2008

Infiltración, la nueva estrategia


Reza un dicho: “Si no puedes contra ellos, úneteles”. Eso es lo que ha hecho Arturo Zablah en ARENA y creería que varias personas dentro del FMLN aunque por ahora sean una especie de “durmientes”. Aprovechar las marcas políticas bien cimentadas para lanzar a la población argumentos sólidos y modernos.
De otra manera, se corre el descomunal riesgo de ser siempre un enano, un micropartido, como ha sucedido con Cambio Democrático y sus anteriores nombres. Y como puede pasar con el FDR si no se cobija de manera inteligente y soberana en la sombrilla de los grandes.
Los políticos pensantes ya saben que entre 2009 y 2014 van a suceder grandes cambios en el entorno salvadoreño.
Si pierde el FMLN la izquierda se va a recomponer para tratar de ser una opción viable para las presidenciales que vendrán dentro de seis años. Habrá fracasado la receta radical y, a menos que sean masoquistas, buscarán otros liderazgos.
Y si pierde ARENA (el triunfo no es automático con la llegada de Zablah), la derecha se va a conjugar alrededor de un nuevo partido o de una nueva envoltura para dar al país otra posibilidad para 2014.
Porque en estas lides da la impresión que los partidos de la llamada “derecha” son más hábiles para evolucionar.
Es en estas transformaciones donde los socialdemócratas o los de “centro derecha” deben aprovechar para meterse al ruedo con firmeza. Usar el nombre de las instituciones políticas ya formadas y tratar de innovar desde dentro.
Porque si estamos esperando a que el pueblo, la inmensa mayoría, adopte una cultura política de primer mundo (o de segundo, por lo menos) por obra y gracias del Cielo, pasará demasiado tiempo y las inconformidades del populacho pueden derivar en la llegada de mesiánicos o dictadorzuelos.
Ahora, también hay que aclarar que no se trata de ser lamesuelas y vividores. Se trata de tener personalidad propia, de que la gente vaya identificando los liderazgos dentro de la masa política o, si se es partido aliado, que la ciudadanía vea la diferencia. Que se haga entender que se está junto pero no revuelto. Que son partidos facilitadores y no partidos prostituidos.
Se debe dar personalidad propia a los partidos en la construcción y defensa de un sistema democrático sólido, fuerte, donde los librepensadores no sean catalogados como herejes. Donde impere el pensamiento positivo, la sana crítica y el deseo ferviente de hacer un mejor país. Donde se deje atrás el ganguerismo, la animalada, la astucia perversa.
Y a los líderes recién llegados se les invita a ser inteligentes, ganar terreno, no pelearse hoy mismo con la cocinera. Construir primero sus fortalezas (no sus clanes) y después, de manera amigable, invitar a los retrógrados a evolucionar o a dar un paso al costado.

1 comentario:

jailop dijo...

Me parece que estas idealizando lo que esta ocurriendo con los partidos en nuestro país, y no lo digo en sentido peyorativo. La fórmula de lo que está pasando es tan vieja como las guerras. Si un bando está débil o ha perdido legitimidad, entonces se abre para hacer alianzas con otros sectores, aún hasta con su enemigo. Pero esa fórmula por si misma no es evidencia de evolución. A lo sumo es de sobrevivencia.

 

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