Ciro Granados, Periodista

Mi foto
El Salvador

jueves, 9 de octubre de 2008

Vaya ¡qué sorpresa!


Con Arturo Zablah ya definido sería interesante ver un debate en conjunto de ambas fórmulas presidenciales. ¿Se atreverá? El país se lo merece

Pasó lo que ya se sabía. Lo que todo el mundo decía, pero que pocos nos atrevimos a dar por sentado. Y no lo hicimos por respeto mínimo al método periodístico.
La liebre ya saltó y se llama Arturo Zablah, el candidato a la vicepresidencia más famoso de toda la historia de El Salvador.
Una precandidatura fabricada por los medios de comunicación que, sin embargo, traerá importantes réditos a la fórmula de ARENA.
Más allá de si es bueno o no es bueno, de si es rebelde o no es rebelde, de si se le va a echar para atrás o no antes de marzo a Rodrigo Ávila, o que si los amigos de infancia del candidato arenero lo van a dejar solo, que si Tony Saca ganó el pulso y puso a los dos candidatos... que si la “turcada” se salió con la suya... más allá de todo esto, lo importante es que el panorama ya se aclaró.
Ya “se decidió” Rodrigo Ávila y lo que ahora resta es trabajar.
Pero también hay que conocer los acuerdos a los que llegó la pareja arenera. ¿Qué se le ofreció a Zablah y hasta dónde va a llegar su margen de acción?
No porque seamos metidos. Se trata de que como salvadoreños, y votantes, nos merecemos respuestas a estas preguntas.
Porque de ahí dependerá la intención de voto de muchos.
Y, sobre todo, porque pocos, muy pocos salvadoreños conocen a Arturo Zablah.
Porque antes de hace un año y medio, por ejemplo, la gente ni siquiera sabía quién era. Ahora los medios lo hicieron famoso. Y está bien. Es parte del juego democrático.
No dudo de su agudo sentido político. Lo he entrevistado un par de veces y me parece una persona valiosa para estar en el concierto partidario. Sus respuestas en las entrevistas me han sembrado la sensación de que es una persona sensible con los problemas de la sociedad, pragmática con las soluciones a ofrecer y visionaria cuando de armar un mapa de ruta se trata.
Pero eso es en las entrevistas. Ahora falta ver si va a poder ejecutar lo que piensa y opina. Si se le va a dar espacio para que tome decisiones y si le van a hacer caso.
Imagino que todo eso ya se puso sobre la mesa. Y si aceptó la candidatura a un puesto que por tradición es medio de adorno (con la salvedad de la actual vicepresidenta) es porque cree lo que le ofrecieron.
Veremos en los próximos días cómo se comporta. Porque una cosa es dar entrevistas con análisis sobre la situación del país y otra es proponer un programa en conjunto.
Malas leches y lamesuelas habrá por doquier. No importa. Siempre pasa. Hay cheer leaders, sobalevas y enemigos gratuitos.
Lo esencial es que este país se le ofrezcan nuevas cosas, de verdad, nuevos conceptos de gobierno, y no solo caras para alcanzar al adversario en las encuestas.
Ahora, sería interesante ver un debate entre Arturo Zablah y Salvador Sánchez Cerén. Quizás llama un poco más la atención que un debate entre los candidatos a la presidencia.
O, mejor aún, uno doble.

No hay comentarios:

 

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner